Sus
lesiones producidas en la última expedición habían hecho que se tomase unas
vacaciones forzadas, un tiempo que tenía pensado aprovechar para descansar,
leer y cumplir el mandato del príncipe Theron, investigar.
Era
el mayor de su grupo y a veces le costaba seguir el ritmo de sus compañeros,
bastante más alocados; pero seguía siendo, sin duda, uno de los mejores. Lor'Themar Theron, el padre de Kareth, lo había nombrado mentor de su hijo, con el
que había trabado una profunda amistad a lo largo de los años. Morgan intentaba
ser tan bueno como lo había sido su maestro.
Aquella
mañana se despertó tarde, casi a mediodía. Tomó un ligero desayuno y después de
darle un beso a su mujer, se fue derecho al archivo. Suspiró hondo…
-
No
sé por dónde empezar – se dijo para sí mismo..
La
bibliotecaria, una amable sacerdotisa llamada Yainna, lo observaba con
curiosidad. Hacía tiempo que eran buenos amigos y la troll solía ayudarle en
las misiones de investigación. Pero no sabía hasta que punto podía ayudarle en
ese caso.
-
Buenos
días Morgan.. ¿Otra misión aburrida? – saludó con una sonrisa
-
Hola
Yainna, aburrida no… es.. extraña
-
¿Qué
buscamos esta vez? – sus cabellos rosados ondearon al sentarse
-
A
una chica
-
¿A
una chica? – repitió extrañada
-
Es
un encargo del príncipe Kareth
-
¿Y
qué quiere saber concretamente?
-
Algo…
La
troll lo miró confusa, tratándose de un asunto real no osaba a preguntar más
allá, y sabía que el paladín tampoco podría decirle demasiado. Aún así, estaba
dispuesta a ayudarle.
-
¿Qué
es lo que tenemos? – preguntó animada
-
Es
una elfa de sangre, joven… diría que unos 20 o 21 años.
-
¿Sabemos
su nombre?
-
Dice
llamarse Nyn… pero Kareth duda de que sea cierto
-
¿Su
clase?
-
Es…
extraña…
-
¿Extraña?
-
Sí…
maneja a la perfección la espada, pero al mismo tiempo ataca con magia. Es
sanadora, pero al mismo tiempo golpea con fuerza. – Yainna lo miraba confusa –
Ah sí… y puede usar poder de escarcha.
-
Eso
que dices es… imposible..
-
Lo
sé.. Yo también dudaría si no lo hubiese visto con mis propios ojos.También
sabemos que estuvo en la escuela de paladines y que fue expulsada.
-
Eso
reduce un poco las posibilidades..
Mientras
Morgan observaba los enormes y aburridos listados de alumnos de la escuela de
paladines, Yainna trataba de obtener algo buscando en el registro de la ciudad.
-
El
nombre es falso… No hay nadie que haya vivido o viva en Lunargenta llamado Nyn.
Sólo he encontrado a una Nyniel y falleció.
-
Nyniel…
Que los dioses la acojan en su luz – puso la mano en el pecho.
-
¿La
conocías?
-
Era
una sacerdotisa, una dama de Lunargenta, y la esposa de mi maestro, Lord
Adanahel. Ambos murieron. –Morgan cerró el último libro – Aquí no hay nada de
ninguna chica expulsada
-
La
verdad es que era muy hermosa – Yainna observó la foto.
-
El
rey Exánime los asesinó… ante los ojos de su hija pequeña..
-
¿Tenían
una hija?
-
Si…
la pobre solo tenía 5 años…
-
Pobre
criatura…
-
Al
principio solía ir a verla, pero después me nombraron tutor de Lord Kareth y ya
no pude volver… No he vuelto a saber nada de ella.
-
¿Cómo
se llamaba?
-
No
lo recuerdo… sólo se que se apellidaba Anylïnde
Yainna rebuscó de nuevo en el
archivo..
-
Morgan…
-
¿Si?
-
Ven
a ver esto…
Cuando
salió de la biblioteca era casi de noche. La luna llena comenzaba a asomarse en
el horizonte, la miró con aquellos ojos avellana que reflejaban cansancio. No
sabía cuando ni como vería a Kareth, ni como iba a contarle que no había
descubierto nada sobre aquella joven. Tampoco tenía previsto contarle lo que
Yainna y él acababan de encontrar en aquellos olvidados archivos de la ciudad…
Regresó
a su casa y abrazó a Anduriel con fuerza. Sus ojos estaban húmedos, víctimas
del cansancio y la tristeza por haber rememorado un atroz pasado. Pensó en
aquella pobre niña huérfana, destrozada por la muerte de sus progenitores,
encerrada en aquel lúgubre orfanato.
-
¿Qué
sucede, mi vida? – susurró Anduriel
-
Que
doy gracias por tenerte a mi lado
-
Sabes
que siempre lo estaré
Él
se separó y miró aquellos ojos lilas, con su melena rubia cayendo graciosamente
sobre sus hombros, ella le sonrió y le dio una pequeña cachetada en el culo,
invitándolo a pasar al comedor, pues la cena ya estaba lista.
Y
otra noche más… soñó con ella…
Soñó
que estaba en Lunargenta, con él, en su alcoba…
La piel nívea de ella entrelazada con su piel ligeramente bronceada… Su
pelo rubio haciéndole cosquillas en su pecho.
Él
acariciaba la espalda desnuda de ella, en la que quedaban resquicios de lo que
había sido una cicatriz, pero que había dejado paso a una piel suave como la
seda. Ella incorporó su cabeza y le miró con aquellos ojos verdes, él sonrió,
para después besarla con pasión.
Tras
un rato, ella se levantó y se vistió, llevaba una toga muy ligera de color
rosado..
-
¿A
dónde vas?
-
He
de irme
-
Quiero
que te quedes conmigo..
-
Sabes
que no puedo, este no es mi lugar
-
¿Cuándo
volveré a verte?
-
Pronto…
-
Nyn..
-
Sabes
tan bien como yo que ese no es mi nombre..
-
¿Entonces
cual es?
-
Cuando
esté preparada te lo diré, no antes
Y su figura se difuminó hasta desaparecer…
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