miércoles, 25 de febrero de 2015

Capítulo 29. Tan sólo un recuerdo



Todo parecía haber vuelto a la normalidad…  Pero en su interior, sabía que nada volvería a ser como antes.



Ya habían pasado varios meses desde aquella fatídica noche, el invierno había llegado y con el frío, se acentuaba aún más el recuerdo de aquella piel nívea. Había sido tan sólo un beso, un breve contacto de sus labios con los de ella, y parecía bastar para dejarla grabada en su memoria para siempre.



Las primeras semanas no dejaba de tener pesadillas, de rememorar aquella noche una y otra vez, siempre con el mismo final, siempre perdiéndola, mientras ella le miraba con ojos suplicantes y el susurro de su voz apagándose bajo toneladas de roca.



Pero allí estaba, ayudando a su padre en los asuntos de Lunargenta, entrenando con dureza cada día con la única ilusión de hacerse más fuerte para poder proteger a su gente.




-          ¿Kareth? – una voz femenina lo sacó de su mundo


-          Sweetness – saludó dejando de lado el muñeco de entrenamiento


-          ¿No tienes frío?




Él negó con la cabeza, realmente estaba sudando, fruto del excesivo entrenamiento que estaba llevando a cabo. Miró a la elfa, que estaba atavíada con un mullido abrigo de color rojo, lo que resaltaba su melena rubia y sus ojos azules. Sonrió al verla




-          No – dijo metiendo la espada en la vaina


-          Ya veo – rió ella pasándole una toalla – Halthenis me ha pedido que te buscase, quiere hablar contigo sobre la expedición que te ha encomendado tu padre.


-          No tengo ganas de ir, la verdad – dijo con cansancio


-          Kareth, ¿qué es lo que pasa? – cogió su mano – Desde que volviste de Orgrimmar evitas a todo el mundo, estás encerrado en tu mundo y no es normal. ¿Qué ha podido pasar para que el príncipe de Lunargenta se venga abajo? – quiso saber


-          Sweet, la verdad, no merezco ser un príncipe, no merezco ni llevar el apellido Theron


-          Kareth..


-          Conocí a alguien…  Era una persona increíble… Salvamos al escuadrón desaparecido y luchamos con valentía contra Shadron, pero en el último aliento de este la cueva se vino abajo y no pude salvarla.. – contó


-          ¿Salvar… la? – matizó el final de la palabra





La paladina lo miró de reojo, sin poder evitar sentirse celosa de esa mujer por la cual Popcorn estaba así, aunque por lo que podía comprender, ella había muerto.




-          Siento contarte esto, pero eres una de las pocas personas en las que confío, siento si te duele.


-          Has tenido compañeros que han muerto en la batalla.. ¿qué la hace tan especial? – dijo con un toque de frivolidad


-          Sweetness, no quiero hablar de esto.. – dio la vuelta


-          Ya has hablado… - ella le paró – Ahora cuéntame el final de la historia… ¿La conozco?


-          No lo creo, su nombre era Nyn


-          Nyn… - repitó su nombre - ¿Y cómo es que esa tal Nyn ha conseguido en tan poco tiempo lo que yo llevo años intentando? – preguntó con suma tristeza.

     -      Sweet, ella está muerta y no va a volver…



Saykon apoyó sus manos en sus rodillas, flexionando su cuerpo hacia delante, en un intento de que sus músculos de repusieran de tanto ejercicio, momento en el que Theodor aprovechó para saltar sobre su espalda a modo de potro, haciendo que ambos cayesen al suelo. Unos metros más adelante, Narthan, Heelys y Solanar observaban atentamente el duelo que estaba teniendo lugar entre Elk y la nueva miembro de la Espada de Ébano.

El caballero de la muerte tenía la armadura abollada y congelada en aquellos lugares en los que ella había logrado acertarle, aunque no presentaba herida alguna. Sus hachas iban y volvían sin acertar en el objetivo, que las esquivaba como si nada. Ella, vestía una ligera toga negra con abertura en la pierna derecha, lo cual facilitaba sus movimientos. En una mano portaba una espada de hielo con empuñadura en forma de dragón y con la que le quedaba libre, propinaba ataques de tipo mágico.

Narthan y Mersegert habían discutido mucho sobre el tema con Darion Mograine, el líder de los Caballeros de la Espada de Ébano sobre la presencia de ella allí. Nadie era capaz de explicar cómo había llegado, pero había mejorado mucho la relación entre los caballeros de la muerte. Narthan había estado de acuerdo desde el primer momento que la vio y Mersegert se había mostrado un poco más reticente, pues no era una caballero de la muerte, o no al cien por ciento, al menos. Mograine había escuchado la opinión de cada supervisor, decidiendo por fin que podía quedarse.

El duelo se alargó aún unos diez minutos más hasta que, en un despiste por parte de Elk, ella realizó una finta, logrando colocar su espada contra la piel del cuello de él, para después hacerlo caer al suelo.



-          Fin del duelo – anunció Narthan – Ganadora Nyn


La elfa guardó su espada y tendió la mano a su compañero, que todavía estaba en el suelo, aunque Elk prefirió levantarse de un salto. Ella le sonrió levemente




Llevaba ya varios meses en Acherus, al principio ocultándose con Theo y Elk, hasta que Narthan, el supervisor la había descubierto. Pero gracias a su extraña condición, la habían confundido con un caballero de la muerte más, o al menos en parte. Se sentía cómoda en aquel lugar, nadie se metía en sus asuntos, nadie preguntaba nada sobre su pasado y mantenía la escarcha controlada.



Sin embargo, su cabeza no dejaba de dar vueltas a todo cuanto le había pasado en el último año, desde el día que tomó la decisión de ir a la Ciudadela a matar al Rey Exánime, a Arthas Menethil. El conocimiento de la verdad sobre Arthas la había hecho estremecerse de terror, pero sus palabras la aterraban más que cualquier otra cosa… Que fuese su reina… que se uniese a él a cambio de la salvación del alma de su padre.



Era consciente de que esto no podía contárselo a nadie o la encerrarían o, peor aún, acabarían con su vida y Arthas conseguiría igualmente su propósito. Tenía que seguir con vida o, al menos, hasta que encontrase una forma de vencer al Rey Exánime y salvar su alma





En medio de todos sus pensamientos, llamaron a su puerta.



-          Nyn! Tenemos viaje! – anunció Elk


-          ¿Viaje?


-          Sí, nos han encargado una misión de infiltración


-          ¿A dónde? – preguntó animada


-          A Lunargenta

No hay comentarios:

Publicar un comentario