martes, 30 de junio de 2015

Capítulo 43. Vive o muere



La conversación con el druida la había dejado pensativa y todavía más confusa de lo que ya estaba. La elfa se agachó para tocar al agua con sus dedos, en busca de algún tipo de sensación, pero el dolor de sus heridas hizo que cayese de bruces. Su rostro quedó a pocos centímetros del agua, siendo reflejado por la luz de la luna. Tenía un estado lamentable.. aquellas ojeras pronunciadas, sus labios cortados y aquel dolor que la recorría de arriba a abajo. Siempre había tenido poderes, siempre había sanado cada una de sus heridas, pero ahora el dolor la consumía…

Cerró los ojos.. encontrándose a sí misma en una habitación oscura, iluminada por la escasa luz proveniente de varios velones.  Una figura se ocultaba entre las sombras, aparentemente femenina, por las curvas que denotaban las sombras.

-          ¿Quién eres? – preguntó Elle

-          No puedo decírtelo.. – su voz sonó dulce

-          ¿Qué eres? – apuntó

-          Chica lista… - sonrió la extraña – Te estás muriendo, ¿eres consciente?


-          Si..

-          ¿Y no piensas hacer nada?


-          No puedo… Y tampoco puedo dejar que otro lo haga


-          Tampoco podría… Tus heridas son de una magia que ningún mortal podría curar.


-          Con mis poderes podría, pero los he perdido..


-          Tus poderes siguen ahí, junto con otros que también estimas perdidos, y otros que ni siquiera has despertado.


-          ¿Mis poderes de paladín? 


-          Ajá – afirmó

-          ¿Cómo puedo recuperarlos?


-          Tú sola no podrás.. y mucho menos en ese estado… Mírate… - le mostró su propia imagen en una bola de cristal. – Patético, ¿verdad? Una persona como tú, que tiene a su alcance un gran poder y tiene miedo de utilizarlo… Sólo con él podrías romper el sello que aprisiona tu esencia.


Chantarelle guardó silencio, con la mirada fija en la esfera. Sabía perfectamente a qué clase de poder se refería y que, posiblemente, aquello se tratase de una trampa.


-          Chantarelle Anylïnde – susurró su nombre
-          Mi nombre es Nyn – rechistó
-          Llámate como quieras… pero sigues siendo tú…. ¿Crees que a tus ancestros les enorgullecería verte en este estado? ¿Quieres correr el mismo destino que Adanahel?

-          ¿De qué conoces a mi padre?

-          De mucho y de muy poco… - respondió enigmática. – Nyn, te queda poco tiempo. La decisión es simple… Usa el poder de Agonía de Escarcha y vive… o muere y cede tu alma a Arthas.


-          En cualquiera de los casos el resultado es el mismo


-          En eso te equivocas pequeña. Tu fortaleza y tu decisión es lo que marcará tu destino. Él tratará de convencerte, la corrupción tratará de anular tu voluntad… pero sólo si tu alma y tu corazón son fuertes, vencerás.

Y todo se volvió negro…



Un nuevo día comenzaba en Orgrimmar y con él, el bullicio en las calles, los gritos de los vendedores en la plaza y el olor a pan recién hecho. Zacker, Lanza, Miau y Dusht desayunaban en una taberna. Jarras de leche, diversos zumos, café y pasteles abarrotaban la mesa. En medio de su pequeño festín matutino, una sombría figura apareció ante ellos.


-          Buenos días – saludó con cortesía


Chantarelle tenía buen aspecto, parecía estar totalmente renovada de sus heridas y caminaba con paso decidido hacia ellos. Su melena rubia ondeaba al viento y sus ojos azules resaltaban en su rostro níveo.

-          Buenos días – la saludaron

-          Me alegro de volver a verte– saludó Lanza – He estado investigando sobre una poción de resistencia a la escarcha como me comentó Miau y..


-          Ya no será necesaria – respondió con educación

-          ¿Cómo te encuentras? Se te ve mejor cara – preguntó Zacker

-          Bien, me siento mucho mejor. Gracias Zack


-          Nos tenías preocupados – dijo Dusht – Anoche te esperamos hasta tarde.


-          Lo siento, necesitaba pensar y me quedé dormida – esquivó la continua mirada del druida - ¿Ha abierto ya Kure?


-          Está a punto – dijo Lanza

-          Nyn, ¿podemos hablar? – preguntó Miau levantándose. – Ven



La elfa siguió al tauren hasta el laboratorio de alquimia.

-          No puedo leer tu mente.. – habló sin rodeos
-          ¿No? Ayer podías.


-          Si, y tú ayer estabas herida y sin poderes… ¿Cómo te has sanado?


La elfa permaneció en completo silencio…



Inicio del flashback

El frío y la niebla de la madrugada comenzaban a descender sobre ella, que estaba temblando de frío. Se dormía y despertaba por momentos, débil y tirada en la orilla en la que había caído anteriormente. La sangre volvía a manar de sus heridas todavía abiertas.. Se moría… y sin su magia, no había vuelta atrás.


Suspiró hondo y buscó en lo más profundo de su ser… Allí estaba… aquella presencia oscura y fría, con apariencia espectral.

-          Dame tu poder – ordenó Chantarelle

-          ¿Buscas mi poder? Sabes que toca algo a cambio – respondió el espectro

-          Si yo muero.. tu morirás conmigo..


-          No, si tu mueres, me alimentaré de tu alma


-          Sabes que valgo más viva que muerta…


-          Y tú sabes que sin mí habrías muerto ya..


-          Hagamos un trato…


Tras aquel pacto, el espectro tomó la forma de la elfa de sangre. La escarcha corrió por sus venas, haciendo brillar su cuerpo con aquel destello blanco… Su piel se sanó, su color se apagó… y sus ojos verdes adquirieron de nuevo aquel tono azul…

Fin del flashback






-          No había otra opción, Miau… - explicaba ella. – Si yo moría, mi alma quedaría condenada para siempre.


-          ¿Y combinar tu alma con la de Agonía acaso es mejor?


-          Sí… porque sólo con ese poder lograré recuperar lo que me arrebataron y vencer al rey Exanime


-          Es un precio demasiado alto, Nyn… Y, sinceramente, creo que eso llevará a tu destrucción


-          No…


-          Creo en ti, quiero creer en ti… Pero mi corazón teme que puedas terminar al servicio del Rey Exanime… Guerreros más fuertes han sucumbido… y tu alma está llena de ansias de venganza…


-          Yo no soy como los demás..


-          Cierto, no lo eres, lo que te convierte en un ser todavía más peligroso… Si habiéndote quedado sin tus poderes has logrado despertar otros… quien sabe lo que podrás hacer ahora..


-          Por eso me voy… - tragó saliva. – Me alejaré de vosotros para que estéis a salvo.


-          No era eso lo que insinuaba.. – se apenó

-          Lo sé…


La despedida fue corta… Chantarelle adquirió algunos de los vestidos que diseñaba Kureimo y se fue dejándoles sus mejores deseos para todos…


-          Busca algo que fortalezca tu corazón, sólo así seguirás siendo tú.. – fue el consejo de Miau.

martes, 23 de junio de 2015

Capítulo 42. Una promesa cumplida



Unos golpes en su puerta la sacaron poco a poco de un sueño del que quería no despertar. Abrió los ojos con pesadez, su boca estaba seca y sus ojos hinchados. A pesar de haber dormido más de 12 horas seguía agotada. Echó a un lado las mantas que la cubrían, tenía mucho frío y había pedido seis mantas para poder dormir. La sábana blanca mostraba manchas de sangre todavía reciente, al igual que su camisón.


-          Hola Nyn! Soy Zacker, ¿puedo pasar?


-          Si


El brujo abrió la puerta con suavidad y pasó a la habitación, cerrándola de nuevo muy despacito, para no hacer ruido.  Miró con tristeza el estado en el que se encontraba, sus ojeras apagaban el verde de sus ojos, sus heridas estaban hinchadas y con un color amoratado, sin contar las que no habían dejado de sangrar todavía. Llevaba un camisón rosado, que presentaba manchas rojas todavía frescas.


-          Iba a preguntar como te encuentras.. pero creo que se la respuesta.


-          Zacker… no puedo curarme…


-          ¿Por qué no dejas que Dalanar te ayude?


-          No quiero que nadie me cure… Si no puedo usar mis poderes, me sanaré de la manera tradicional.


-          Eres demasiado cabezona – suspiró

-          Eso me decía mi padre – sonrió

-          ¿Tú también eres una sacerdotisa?


-          No. – suspiró – No sé lo que soy, y menos ahora.. sin mis otros poderes.


-          Todo irá bien, los recuperarás! – animó – Y ya que no quieres que nadie te sane con magia, al menos deja que te ayude.


-          ¿Sin magia?


-          Si, primeros auxilios normales y corrientes




Dalanar le esperaba, impaciente, junto al zepelín que les llevaría a Kalimdor. Nyn llegó apoyada sobre el hombro de Zacker, pues por lo que percibió, seguía herida.


Los tres subieron al zepelín, el cual, en pocos días les llevaría hasta Orgrimmar.



Kureimo terminó de dar las últimas puntadas de su último diseño, una toga negra y dorada.


-          Este vestido le quedaría genial a Nyn.. – pensó


Lo colocó en una percha y seleccionó varios rollos de tela de un baúl, pues tenía otro encargo, esta vez unos uniformes que le había encargado el mismísimo Thrall para los niños del orfanato.

Dusht se encargaba de atender a los clientes que entraban y salían constantemente. El negocio marchaba bien y gente de todo el continente acudía a él en busca de algo bonito que ponerse.

Aquella tarde Miau llegó corriendo, se le notaba nervioso, pero contento al mismo tiempo.


-          Kure… tengo que enseñarte algo.. ¿Puedes salir?


-          Si, Miau.. deja que de una última puntada y..


-          No hay tiempo!


La elfa posó la aguja y el dedal en la mesa de trabajo y se reunió con sus amigos. El druida caminó hacia la puerta, haciendo un gesto con su enorme mano. La figura que entró en la tienda le resultaba familiar, tanto que parecía imposible..


-          ¿Nyn? Oh, dios!! ¿Eres tú? – exclamó Dusht

-          Sí, chicos.. soy yo… - rechazó el abrazo del brujo – Por favor.. las distancias.. el calor… - se excusó

-          Oh si, perdona – se avergonzó


Kure seguía anonadada. Había escuchado del mismísimo príncipe de Lunargenta cómo la elfa había quedado sepultada y ahora estaba allí, viva..


-          Kure.. antes de que digas nada, te prometí algo… y suelo cumplir mis promesas..


Dalanar entró entonces en la tienda, corriendo a abrazar a su amada con todas sus fuerzas. Las lágrimas de emoción brotaban de los ojos de ambos, que se fundieron en un beso… Kureimo no se lo podía creer, miró a Nyn sin soltarse del abrazo del elfo, mientras lágrimas de emoción rodaban por sus mejillas..


-          Gracias - susurró





Pasaron varios días, de alegría, de mucho que contarse y, sobre todo de felicidad… En los cuales Chantarelle notaba cada vez más que aquel no era su lugar…

Miau la encontró aquella noche en Vallefresno, en aquella laguna mágica, en la cual Kareth Theron y ella se habían besado por primera vez.


-          ¿Por qué te fuiste sin decirle nada? – preguntó el druida

-          Por favooor  Miau… - protestó – No sabes lo feliz que estaba al perderte de vista! – exclamó


-          Si, mintiéndote a ti misma – contestó él. – Estos últimos días no has hecho más que rememorar todo lo que te ha pasado, sabiendo que sólo yo puedo verlo… Gracias por desahogarte conmigo, y no me lo vengas a negar..


-          No lo hago.. – reconoció apenada

-          No voy a decirte nada sobre el tema, creo que ya te dices a ti misma bastante. Solo me preocupas..


-          ¿Cómo crees que me siento yo? El haberme reencontrado con mi hermana, con Thelarien.. al que casi mato… El saber que la pérdida de mis poderes son culpa de alguien, ese mismo alguien que hizo que el que era mi único amigo tratase de violarme… - las lágrimas brotaban de sus ojos – El haber vuelto a la Ciudadela en busca de respuestas que no obtuve… ver a ese desgraciado, y yo, estúpida de mí y mi maldito orgullo, haberme creído capaz de matarle con su propia espada… Mi alma está condenada.. y ahora, ni siquiera puedo sanar este endeble cuerpo que tengo! – gritó

-          ¿Y qué hay de tus otros sentimientos? – sonrió pícaro

-          No hay más sentimientos…


-          Hay amor por tu hermana y odio, mucho odio y ansias de venganza, si…  Pero no puedes negarme que en cierta manera envidias lo que hay entre Kure y Dalanar… y que sabes que hay alguien a quien ansías volver a ver…


-          Eso no es cierto..


-          Ah, ¿no? – la miró fijamente - ¿Por qué estás en este lugar entonces? 


-          Porque es bonito..


-          Lady Chantarelle… mienta a quien quiera… pero no a este ilustre gato..


-          No vuelvas a llamarme así… - dijo fría

-          Deja de mentirte a ti misma y afronta lo que sientes – le guiñó un ojo – Buenas noches.




Kareth e Ithelis volvían a Lunargenta después de un duro entrenamiento en el Bosque de la Canción Eterna, cuando en la entrada de la ciudad se encontraron con aquel paladin de cabellos dorados.

-          Majestad – saludó con educación.- Ithelis– alzó la mano

-          Hola Aetheris! – respondieron al mismo tiempo

-          ¿Qué tal el entrenamiento? Os veo en forma – dijo Aetheris

-          Gracias – rió Kareth

-          ¿Y para cuando la boda?


-          ¿Qué boda? – se asombró Ithelis

-          La de su majestad y mi hermana – respondió triunfal

-          Verás Aetheris… Sweet es alguien muy especial para mí, pero ni tenemos ese tipo de relación ni, mucho menos, tengo pensado casarme. – respondió con educación


-          ¿Y te parece bien jugar así con ella?


-          ¿Perdona? – se empezó a molestar

-          Se lo que ha pasado entre vosotros… y, como su hermano mayor, no estoy de acuerdo…


-          Aetheris, espero que no te estés olvidando de con quién estás hablando… - cortó Furuichi

-          No, por supuesto que no – echó hacia atrás un mechón de su pelo. – También espero que haya quedado claro que no pienso dejar que nadie juegue con mi hermana. Hasta luego.