Se despertó gritando. Se había visto a sí misma caminando de la mano del Rey Exanime, destruyendo todo a su paso, con aquella mirada de hielo, arrasando Lunargenta, haciendo añicos las tumbas de sus padres…
Kareth
y Elk acudieron de inmediato junto a ella, interrumpiendo convenientemente la
conversación. La encontraron temblando, aterrorizada, con aquella expresión de
auxilio en sus ojos verdes. El príncipe la miró, lucía tan indefensa en aquel
instante, pese al carácter fuerte y desafiante que solía mantener.
-
¿Estás
bien, Nyn? – preguntó por fin
-
Príncipe
Theron… - matizó con ironía
-
Vaya…
No quería que te enterases de este modo
-
Tampoco
me importa, sólo hace que sienta deseos de tenerte más lejos aún
-
Nyn…
no tienes ni idea de lo mal que lo he pasado creyéndote muerta! – necesitaba
decirlo
-
¿Y
a mí qué? – respondió poniéndose ya nerviosa – Eres un paladín y encima hijo de
la ciudad de la que fui desterrada…
-
¿Tú?
¿Desterrada? No lo entiendo
-
Protegí
Lunargenta de la plaga, sin mi ayuda no seríais todos más que unos no-muertos
descerebrados! Pero uno de tus estúpidos y cobardes paladines me acusó de
ayudarles!
-
Entonces..
eres tú… La sombra de Lunargenta – se asombró – Amin habló conmigo, me
contó lo sucedido, de cómo Mankete huyó muerto de miedo y, para salvar su
trasero echó la culpa a una misteriosa elfa. Hablé con mi padre y eliminó la
orden de arresto.
-
Me
da igual… - se la notaba dolida – Todo me da igual..
La
vieron caminar hacia el balcón en silencio, una vez allí, saltó a las calles
de Dalaran aunque, milagrosamente su caída fue tan lenta que posó con
delicadeza los pies en el suelo antes de echar a correr.
No
entendía porqué se sentía así… eran demasiadas cosas en aquel mismo día… Ver la
tumba de sus padres, encontrarse al joven que la había besado y descubrir que
era nada más y nada menos que un príncipe, volver a ver al desgraciado de
Thelarien y notar la cercanía de la Ciudadela en su cuerpo…
Echó
a correr por las calles en busca de un lugar seguro en que cual poder
refugiarse en su soledad, quizás salir de aquella isla flotante e irse lejos..
Entonces.. chocó contra una persona.
-
Lo..
lo siento – se disculpó y ayudó a levantarse
-
¿Elle?
– unos ojos azul cielo la miraban con estupefacción
-
¿Ibi?
-
Hermanita!
– la elfa se abrazó a ella con todas sus fuerzas. - ¿Qué haces aquí? Y vestida
como un paladín..
-
Ibi,
este no es el lugar
-
Ven,
vamos a mi habitación
No
esperaba encontrársela y menos en Dalaran. Había dado todo por perdido, no
estaba en Lunargenta ni nadie había vuelto a saber nada de ella.
Una
vez duchada y con una toga que le había prestado, la miró, tan seria como
siempre, con su máscara de fortaleza. Su pelo rubio caía por su espalda, sus
grandes ojos verdes mostraban una gran preocupación..
-
Cuéntamelo
todo..
-
No
creo que te agrade..
-
Elle,
eres mi hermana, me da igual que no me agrade, pero quiero saber que demonios
te ha pasado, no eres la misma de siempre. ¿Por qué viniste a Dalaran aquel
día?
-
Así
que el mago te lo contó..
-
Si..
Y ahora tu me contarás el resto…
Chantarelle
suspiró hondo y tomó asiento junto a la maga. Sabía que ella era la única
persona del mundo con la cual podría hablar.
-
Fui
a la Ciudadela, logré infiltrarme y me colé en la habitación del rey Exanime
-
¿Qué?
– alzó la voz alarmada
-
Clavé
mi espada en su pecho, pero la saqué de nuevo intacta.. Él se despertó y me
miró con esos lujuriosos ojos muertos… y luchamos. Al principio parecía estar
jugando, pero cuando mi daño sagrado logró herirle sus ideas se tornaron
todavía más malévolas. Luchamos fervientemente y en un fallo mio hundió a su
espada en mi espalda. – hizo una pausa, evitando mirarla a los ojos – Ante el
miedo a que destrozase mi cuerpo como hizo con Lady Sylvanas, rompí el cristal
y salté al vacio.
Ibi
la miraba consternada…
-
Aterricé
malherida cerca del bastión de Acherus, donde unos caballeros de la muerte, Elk
y Theodor, me encontraron y sanaron. – continuó – Me llevaron a ver a Sylvanas,
pero no quise tener que explicar a nadie mi fracaso.
-
Muy
propio de ti…
-
Así
que volví a Lunargenta, dándome poco a poco cuenta de que algo había cambiado
en mi.. Así pues, comencé a sentir cosas, y una noche la plaga atacó la ciudad…
Ayude a un paladín de la entrada a defenderla y lo logramos, pero un cobarde me
puso como artífice de la invasión y tuve que huir de la ciudad.
-
Por los dioses…
-
Vagué
por Trabalomas y el bosque de Argenteos, y me caí del caballo por culpa de un
brujo. Lo que tengo dentro se apoderó de mi y le maté… - Ibi se tapó la boca
para no gritar – Pero cuando volví a ser yo le devolví a la vida. – Ibi suspiró
aliviada. - Quiso
acompañarme a Orgrimmar, el busca del maestro alquimista Boetar, pero no lo
encontré. Allí conoci a Miau, Lanza y Kure y les ayudamos a buscar al escuadrón
desaparecido en el que estaba ella… Los encontramos.. y nos enfrentamos al
crecido Shadron.. En su último aliento hizo que la cueva se viniese abajo, y no
logré salir… por lo que todo se me vino encima.
-
¿Y
cómo es que..?
-
Con
el hechizo de teletransporte que me enseñaste, logré salir de allí y aparecí de
nuevo en Acherus. Decidí usar el poder de agonía para sanarme, así que les pedi
a Elk y Theodor que usasen su poder de escarcha sobre mí..
-
Eso
es una locura..
-
Hubiese
muerto sino…
-
Y
bueno… me quedé allí con ellos. Salvo que nos encomendaron la misión de infiltrarnos
en una expedición de paladines de Lunargenta a la Puerta de la Cólera
-
Eso
explica tu atuendo – sonrió - ¿Qué hay del resto?
-
Eso
es todo..
-
No
es verdad y lo sabes..
-
El
rey Exanime es Arthas Menethil…
-
¿Ar…thas?
-
Si… Quiere que sea su reina..
-
Elle…
¿qué..?
-
Tiene
en su poder el alma de mi padre y parte de la mía..
-
Eso
es horrible..
-
Por
eso tengo que encontrar el modo de acabar con él.. si muero.. conseguirá
igualmente lo que quiere…
Ibi no pudo contenerse más y se echó a
llorar, consciente de la gravedad de la situación que atravesaba su hermana.
-
Hay
más..
-
¿Todavía
más?
-
Me
he encontrado a Thelarien…
-
Oh
dios…
-
Mi
cuerpo ha cedido a la escarcha… por suerte los caballeros de la muerte han
sabido controlarme..
-
Y…
-
¿Y?
-
Bueno…
da igual..
-
No,
no da igual..
-
En
Trabalomas conocí a alguien..
-
¿Alguien?
– algo llamó su curiosidad
-
Volví
a verle en Vallefresno y… - mordió su labio inferior – bueno.. luchamos juntos
contra Shadron..
-
Te
estás comiendo la parte interesante de la historia
-
Me
besó… pero descubrí que era un paladín..
Ibi
no pudo contener la risa ante la ironía de la situación.
-
Te
gusta un paladín… Qué fuerte
-
No
he dicho que me gustase, sólo que me besó
-
Pero
si te besó fue porque tú se lo permitiste
-
No…
me pilló de improviso
-
Si..
y tú te quedaste quieta en vez de meterle una sacudida.. – se burló
-
Está
bien… sí, me gustó…
-
¿Cómo
es? ¿Es guapo?
-
Ahí
no acaba la historia Ibi… está aquí en Dalaran
-
Ohhhh!!!! Quiero conocer al hombre que ha logrado
penetrar el escudo impenetrable
-
Es
Kareth Theron
-
¿Qué?!!!!!
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