Aquella
última palabra había sonado tan orgullosa como sentimental, al mismo tiempo que
aterradora. Aquella elfa no sólo poseía aquel poder corrupto, sino que había
sido consciente de la intrusión que había hecho en su mente, había captado su
esencia… Y aquello era imposible, o lo había sido hasta aquel entonces..
Sus
ojos violetas la miraban con una curiosidad alarmante… y no podía dejar de mirarla… Sin poder
evitarlo, se sumergió de nuevo en la mente de ella… observándolo todo…
A
diferencia de las mentes de los seres normales, la de ella era de color azul,
una larga estancia helada en la que reposaban sus recuerdos. Siguió su instinto una vez más y se fijó solo
en aquellos cristales que reflejaban los acontecimientos más importantes… la
muerte de sus padres, el orfanato, la pelea contra Arthas, sus experiencias
cercanas a la muerte, Arthas de nuevo, Valanar, Thelarien, sus pérdidas de
control y… justo cuando se disponía a ir hacia el final, donde estaban los
recuerdos del corazón, una sensación de frío la repelió hacia el exterior…
-
¿Por
qué?
-
Porque
hay recuerdos que quiero que sean solo míos… - sonrió. – Me da igual lo que
hayas visto… si lo has hecho es porque yo te he dejado…
-
Me
llamo Quiuyue – se presentó la elfa de cabellos rojizos
-
Nyn
-
¿Por
qué renuncias a tus raíces?
-
No
lo hago, sólo las protejo. – cortó seria – Y bien… ¿Qué hace un dragón del
vuelo rojo aquí?
-
Visito
los portales esmeralda que hay repartidos a lo largo de Azeroth… Valithria aún
no está recuperada
-
¿Cómo
se encuentra? ¿Salió fácilmente de la ciudadela?
-
¿Fuiste
tú? – se asombró - ¿Tú la liberaste?
-
Si
-
Gracias…
- se arrodilló ante ella
-
¿Qué
haces?
-
Valithria
pidió que si algún día uno de los dragones daba con su salvadora, se pusiera a
su servicio.
-
No
creo merecer tal honor…
-
La
verdad es que ninguno de nosotros esperaba que la salvadora de Valithria
estuviese… bueno..
-
Corrompida…
-
Si…
- suspiró – Pero aquí estoy
Nyn
le hizo una señal con la mano para que se levantase, no le agradaba que nadie
se arrodillase ante ella, le recordaba demasiado a una época pasada. La dragona
pareció percibirlo y se puso en pie de inmediato, mirando con preocupación a su
protegida.
-
Debo
darte asco… - habló en voz baja
-
No,
Nyn… no es asco lo que siento, siento… pena
-
Yo
nunca quise esto, Quiuyue… Tan sólo quería vengar a mis padres… no condenar mi
alma tanto o más que la de mi padre, ni tampoco terminar siendo “esto”
-
Veo
fortaleza en ti, a pesar de todo, y como tu guardiana haré todo lo posible por
ayudarte.
-
Sigo
sin verlo bien… no quiero perjudicar a nadie más…
-
¿Entonces
por qué vas a Lunargenta? – la miró seria
-
Tengo
mis motivos…
La
conversación agradable que estaban teniendo se había enfriado tan pronto como
la dragona le preguntó sus motivos.
Quiuyue trató de penetrar de nuevo en la mente de ella, pero la elfa la
bloqueó por completo.
-
Puede
que no tengas poderes físicos, Nyn, pero tus poderes psíquicos son increíbles. Me
recuerdan mucho a los de una persona que conocí hace tiempo. – recordó – Tengo
una idea…
La
dragona caminó con rapidez hacia una zona desierta, oculta entre la maleza,
seguida por la elfa. Pronunció unas palabras en un idioma desconocido y tomó su
forma original. Ante Chantarelle se erguía ahora una dragona de escamas
carmesí, agitó sus fuertes alas para plegarlas de nuevo a lo largo de su
imponente figura. Sus cuernos marfil estaban adorados por dos aros dorados, al
igual que sus poderosas patas. La dragona mostró sus afilados y blancos
dientes, para después hablar a la mente de la elfa.
-
“Sube”
Al
principio, aquella sensación fría en su lomo, la incomodó, Nyn era todo lo
contrario a ella, su piel estaba fría, en contraste con sus escamas ardientes,
pero tras unos minutos, ambas lograron controlar sus instintos. Quiuyue
sobrevoló el Bosque del Ocaso, hacia un claro oculto entre montañas, una vez
encima, a una altitud bastante considerable, tomó su forma élfica, haciendo que
Nyn cayese al vacio, mientras ella caía lentamente…
La
caída era vertiginosa… pero ella no gritó…
Cuando
estaba a punto de impactar contra el suelo cerró los ojos y una pequeña nube
blanca se formó bajo su cuerpo, depositándola con suavidad en el suelo.
-
Increíble…
- Habló Quiuyue poniéndose a su lado
-
¿Estás
loca? – gritó Nyn – Podría haber muerto!
-
Podrías…
pero no lo has hecho… Y en caso de morir, eres lo bastante humana aún para
darte el aliento de la vida. – habló con solemnidad. – Ahora bien, tienes
poderes… Y vamos a despertarlos.
-
Se
supone que eres mi guardiana y corres el riesgo de que pueda morir? Sabiendo la
carga de mi alma? – rugió Nyn
-
“Silencio”
– gritó Quiuyue en su mente – “Estamos en un lugar sagrado… Hablaremos de eso..
después…”
Chantarelle se calmó y observó su
alrededor… Estaban en un paraje donde la hierba lucia más verde que el resto,
donde los árboles estaban más frondosos y los animales salvajes se refugiaban
entre ellos tranquilos. A lo lejos, un enorme portal se alzaba en lo alto de
unas escaleras, emitiendo una mística luz verde. Sin duda, era uno de los
portales al sueño esmeralda.
Unos dragonantes percibieron su
presencia y fueron de inmediato a plantar cara a los intrusos, retrocediendo en
una reverencia al ver que se trataba de Quiuyue. Por lo que Chantarelle pudo
entenderles, su guardiana era alguien importante.
-
“Sígueme
en silencio”- habló ella a su mente
Siguiendo
a los dragonantes, las dos elfas ascendieron por las escaleras, al encuentro de
un dragón, mucho más pequeño que Quiuyue, y de color verde esmeralda. Este
saludó con educación a la dragona, para clavar después sus ojos verdes en Nyn,
viéndola con desaprobación.
El
dragón carraspeó, para después hablar en un extraño idioma que Nyn no
comprendía… La lengua de los dragones.
-
Dama
Quiuyue… ¿cómo has traído a un ser tan ímpio a este lugar sagrado? ¿te has
vuelto loca?
-
Es
mi protegida, y gracias a ella el sueño esmeralda sigue a salvo
-
Esa
cosa es la salvadora de Valithria? – sus ojos la miraron de nuevo – No es
posible… Debe ser una estratagema del Rey Lich…
-
No,
no lo es… Ella conserva su humanidad y sus sentimientos. – la defendió Quiuyue
– Si, es cierto que en su interior está corrupta, pero se que ella puede
cambiar las cosas.
-
Esto
es una locura…
-
No…
Quizás estemos ante el único ser que puede terminar con el Rey Exánime… No solamente tiene sus poderes, latentes
ahora mismo, sino que tiene parte del poder de Arthas y…
-
¿Y?
-
Creo
que ya he hablado demasiado…. No tengo porque darte explicaciones… Si he de
darlas, responderé ante mi hermana.
Quiuyue
terminó la conversación y revisó la integridad del portal, para despedirse con
rapidez y tomar de nuevo su forma de dragón. Nyn, al igual que antes, subió
sobre su lomo y, juntas, volaron de nuevo..