Cuando
llegaron a Dalaran estaba muy agitada y confusa, su corazón latía demasiado
fuerte, golpeando en su pecho con tanta fuerza como un herrero en su yunque.
Entonces
fue cuando lo vio… A pesar de los años pasados, reconocería aquella coleta
negra y aquel semblante altivo en cualquier parte, era él…
La
ira invadió su ser, y las ganas de venganza se apoderaron de ella, cediendo su
cuerpo y su voluntad a la escarcha que palpitaba en su interior. Así pues, su
piel palideció, su cabello se tornó blanco, y sus ojos de aquel azul
cristalino, muerto, rodeados por una piel enrojecida de ira.. Sus labios
carmesí quedaron trizados por sus propios dientes, haciendo que un reguero de
sangre se precipitase por su barbilla.
Su
cuerpo tembló con violencia al paso del hielo por su sangre… y su voz sonó ronca,
muerta..
-
Thelarien..
Inicio
del flashback
Su
vida no era fácil. Las circunstancias con las que se había topado hasta
entonces habían hecho que abandonase sus sueños y juegos infantiles mucho antes
de tiempo. Había pasado de tenerlo todo a no ser más que una huérfana con una
abundante fortuna, pero estaba sola.
Por
suerte, la época en la que los otros huérfanos la maltrataban ya había quedado
atrás; desde que la joven elfa había ingresado en la escuela de paladines
mantenían las distancias, pese a que todavía conservaban aquellas miradas
llenas de resentimiento.
Pero
su nueva vida tampoco era fácil aunque, por suerte, se había terminado el
orfanato. A sus 15 años había logrado el permiso para poder independizarse, así
que había adquirido un discreto apartamento en el centro de la ciudad, un lugar
donde nadie supiera encontrarla.
A
pesar de ser una de las mejores estudiantes, Chantarelle no había progresado en
las relaciones sociales. Seguía estando sola. Entrenaba sola, comía sola, hasta
aquel día.
Era
primavera cuando llegó aquel pequeño grupo de estudiantes, provenían de un
asentamiento de elfos de sangre en la Península del Fuego Infernal. Como era
costumbre en ella, observó al pequeño grupo desde la lejanía de su muñeco de
entrenamiento. Eran tres chicos y tres chicas.
Los
días fueron pasando y Chantarelle se percató de que uno de los recién llegados
la observaba sin cesar. Su piel estaba ligeramente bronceada y llevaba su pelo
negro recogido en una coleta alta, de espaldas anchas y bastante más alto que
ella. La elfa no le dio importancia, y continuo con su vida hasta que un
mediodía, se sentó a comer con ella.
-
Hola,
¿Puedo sentarme? – preguntó
-
¿Por
qué ibas a querer sentarte aquí? – respondió seca
-
El
resto de mesas están abarrotadas, me gusta comer tranquilo – sonrió – Además,
no creo que te venga mal un poco de compañía, siempre te veo sola.
-
A
lo mejor es porque me gusta estarlo
Sin
preocuparse por el rechazo que ella le mostraba, el elfo tomó asiento frente a
ella y la miró con atención. Llevaba su pelo rubio recogido en una larga
trenza, su piel era muy blanca y aquellos ojos verdes lo impresionaron.
-
Mi
nombre es Thelarien
-
Ajá
– exclamó ella
-
Se
supone que ahora es cuando me dices el tuyo
-
Chantarelle
– dijo resignada
-
Un
placer, Chantarelle
Fin
del flashback
Sentía
el influjo de Agonía de Escarcha en ella, sentía realmente ganas de matar, de
despedazar la tierna carne del elfo.
“Hazlo…
Se como yo…” – escuchaba en su mente
Por
suerte para ella, o más bien para Thelarien, Elk y Theodor reaccionaron con rapidez,
rodeando a la elfa con pesadas cadenas de hielo que la hicieron caer al suelo.
Los elfos se colocaron a cada lado de ella, sujetándola con fuerza.
-
Cálmate..
– susurró Theodor
- Nyn,
tienes que retomar el control – susurró Elk
Poco
a poco, fue dejando de retorcerse, dejando de luchar por librarse de las
poderosas cadenas de hielo. Miró al cielo estrellado de Dalaran mientras una
lágrima se deslizaba por su mejilla, convirtiéndose en una perla de hielo.
Cerró los ojos, y cuando los volvió a abrir, eran verdes de nuevo..
La
buscó, había tomado el mismo portal que él, por lo que tenía que estar en
Dalaran. No podía creerse que estuviese viva.
Su
pecho latía con fuerza, necesitaba hablar con ella de nuevo, saber cómo había
logrado salir ilesa de aquella muerte segura. Se sentía como un niño pequeño
que espera con ilusión abrir sus regalos de Navidad.
Llegó
a la ciudad de los magos poco después de que lo hubiese hecho ella.
-
Kareth!
– saludó Kredis
-
¿La
has visto?
-
¿Ver?
¿A quién?
-
A
Nyn
-
¿No
había muerto?
-
Por
lo visto no… - recuperó el aliento – Tengo que encontrarla.
Caminó
hacia la plaza central y encontró lo que buscaba…
Su
cuerpo dejó de temblar poco a poco, la escarcha remitió, devolviéndole el poco
color a su pelo y sus mejillas. Veía totalmente borroso, por lo que, cuando Elk
tiró de sus brazos para ponerla en pie, perdió el sentido.
El
caballero de la muerte tomó su frágil cuerpo en brazos , su respiración era muy
suave, casi inexistente, pero estaba viva.. todavía
-
¿Qué
le ha pasado? – Inquirió una voz masculina
-
Se
ha desmayado, supongo que serán cosas de la altura – respondió Saykon
-
Todavía
no os han asignado habitaciones ¿no? – Solanar negó con la cabeza – Ven
Esa
última palabra la dijo refiriéndose a Elk, mirando sus ojos azules con cierto
recelo. Este no dijo nada y le siguió en silencio hasta una elegante posada
cercana. Allí, el príncipe le guió escaleras arriba hasta una habitación, una
vez allí, depositó el cuerpo de la elfa en la cama.
-
¿Cuál
es tu nombre? – le preguntó Kareth
-
Elk
– dijo simplemente
-
¿Qué
hace un caballero de la muerte haciéndose pasar por un paladín? – apuntó
-
¿Caballero
de la muerte? Creo que estáis confundidos, alteza
-
Deberías
ponerte unas lentillas de color, ese tono azul se nota que no es de un vivo..
Elk
lo miró atónito.. ¿Lo sabía y le daba igual? ¿Qué clase de relación tenía con
Elle para que aquello no le importase?
-
No
es tu hermana, ¿verdad? – preguntó a continuación
-
No..
-
¿Entonces
por qué has dicho que lo era?
-
Noté
su nerviosismo y la insistencia de su majestad, dije lo primero que se me pasó
por la mente
-
¿Ella
es como tú?
-
No,
está viva si a eso te refieres – respondió con simpleza – Ahora seré yo quien
pregunte… ¿de qué la conoces?
-
Bueno…
- sonrió nervioso
-
Mi
secreto por el vuestro…
-
Déjate
de tantas formalidades, me llamo Kareth
-
Bien,
Kareth –hizo un gesto con la mano
-
La
conocí en Trabalomas, después volvimos a vernos en Vallefresno y coincidimos en
el rescate de un escuadrón de la horda desaparecido. Luchamos juntos contra
Shadron hasta que la cueva se vino abajo, la daba por muerta
-
Se
me cayó encima una cueva… - murmuró Elk
-
No
tienes idea de lo duro que ha sido soñar cada noche con ella, con su mirada
cuando se le venía todo encima.. y verla hoy…
-
¿Qué
ha pasado entre vosotros?
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