lunes, 16 de marzo de 2015

Capítulo 32. Control



Cuando llegaron a Dalaran estaba muy agitada y confusa, su corazón latía demasiado fuerte, golpeando en su pecho con tanta fuerza como un herrero en su yunque.



Entonces fue cuando lo vio… A pesar de los años pasados, reconocería aquella coleta negra y aquel semblante altivo en cualquier parte, era él…



La ira invadió su ser, y las ganas de venganza se apoderaron de ella, cediendo su cuerpo y su voluntad a la escarcha que palpitaba en su interior. Así pues, su piel palideció, su cabello se tornó blanco, y sus ojos de aquel azul cristalino, muerto, rodeados por una piel enrojecida de ira.. Sus labios carmesí quedaron trizados por sus propios dientes, haciendo que un reguero de sangre se precipitase por su barbilla.


Su cuerpo tembló con violencia al paso del hielo por su sangre… y su voz sonó ronca, muerta..





-          Thelarien..






Inicio del flashback



Su vida no era fácil. Las circunstancias con las que se había topado hasta entonces habían hecho que abandonase sus sueños y juegos infantiles mucho antes de tiempo. Había pasado de tenerlo todo a no ser más que una huérfana con una abundante fortuna, pero estaba sola.



Por suerte, la época en la que los otros huérfanos la maltrataban ya había quedado atrás; desde que la joven elfa había ingresado en la escuela de paladines mantenían las distancias, pese a que todavía conservaban aquellas miradas llenas de resentimiento.



Pero su nueva vida tampoco era fácil aunque, por suerte, se había terminado el orfanato. A sus 15 años había logrado el permiso para poder independizarse, así que había adquirido un discreto apartamento en el centro de la ciudad, un lugar donde nadie supiera encontrarla.





A pesar de ser una de las mejores estudiantes, Chantarelle no había progresado en las relaciones sociales. Seguía estando sola. Entrenaba sola, comía sola, hasta aquel día.



Era primavera cuando llegó aquel pequeño grupo de estudiantes, provenían de un asentamiento de elfos de sangre en la Península del Fuego Infernal. Como era costumbre en ella, observó al pequeño grupo desde la lejanía de su muñeco de entrenamiento. Eran tres chicos y tres chicas.



Los días fueron pasando y Chantarelle se percató de que uno de los recién llegados la observaba sin cesar. Su piel estaba ligeramente bronceada y llevaba su pelo negro recogido en una coleta alta, de espaldas anchas y bastante más alto que ella. La elfa no le dio importancia, y continuo con su vida hasta que un mediodía, se sentó a comer con ella.



-          Hola, ¿Puedo sentarme? – preguntó

-          ¿Por qué ibas a querer sentarte aquí? – respondió seca

-          El resto de mesas están abarrotadas, me gusta comer tranquilo – sonrió – Además, no creo que te venga mal un poco de compañía, siempre te veo sola.

-          A lo mejor es porque me gusta estarlo



Sin preocuparse por el rechazo que ella le mostraba, el elfo tomó asiento frente a ella y la miró con atención. Llevaba su pelo rubio recogido en una larga trenza, su piel era muy blanca y aquellos ojos verdes lo impresionaron.



-          Mi nombre es Thelarien

-          Ajá – exclamó ella

-          Se supone que ahora es cuando me dices el tuyo

-          Chantarelle – dijo resignada

-          Un placer, Chantarelle



Fin del flashback




Sentía el influjo de Agonía de Escarcha en ella, sentía realmente ganas de matar, de despedazar la tierna carne del elfo.




“Hazlo… Se como yo…” – escuchaba en su mente



Por suerte para ella, o más bien para Thelarien, Elk y Theodor reaccionaron con rapidez, rodeando a la elfa con pesadas cadenas de hielo que la hicieron caer al suelo. Los elfos se colocaron a cada lado de ella, sujetándola con fuerza.




-          Cálmate.. – susurró Theodor


-          Nyn, tienes que retomar el control – susurró Elk




Poco a poco, fue dejando de retorcerse, dejando de luchar por librarse de las poderosas cadenas de hielo. Miró al cielo estrellado de Dalaran mientras una lágrima se deslizaba por su mejilla, convirtiéndose en una perla de hielo. Cerró los ojos, y cuando los volvió a abrir, eran verdes de nuevo..








La buscó, había tomado el mismo portal que él, por lo que tenía que estar en Dalaran. No podía creerse que estuviese viva.



Su pecho latía con fuerza, necesitaba hablar con ella de nuevo, saber cómo había logrado salir ilesa de aquella muerte segura. Se sentía como un niño pequeño que espera con ilusión abrir sus regalos de Navidad.



Llegó a la ciudad de los magos poco después de que lo hubiese hecho ella.



-          Kareth! – saludó Kredis


-          ¿La has visto?


-          ¿Ver? ¿A quién?


-          A Nyn


-          ¿No había muerto?


-          Por lo visto no… - recuperó el aliento – Tengo que encontrarla.



Caminó hacia la plaza central y encontró lo que buscaba…







Su cuerpo dejó de temblar poco a poco, la escarcha remitió, devolviéndole el poco color a su pelo y sus mejillas. Veía totalmente borroso, por lo que, cuando Elk tiró de sus brazos para ponerla en pie, perdió el sentido.



El caballero de la muerte tomó su frágil cuerpo en brazos , su respiración era muy suave, casi inexistente, pero estaba viva.. todavía




-          ¿Qué le ha pasado? – Inquirió una voz masculina


-          Se ha desmayado, supongo que serán cosas de la altura – respondió Saykon


-          Todavía no os han asignado habitaciones ¿no? Solanar negó con la cabeza – Ven




Esa última palabra la dijo refiriéndose a Elk, mirando sus ojos azules con cierto recelo. Este no dijo nada y le siguió en silencio hasta una elegante posada cercana. Allí, el príncipe le guió escaleras arriba hasta una habitación, una vez allí, depositó el cuerpo de la elfa en la cama.



-          ¿Cuál es tu nombre? – le preguntó Kareth


-          Elk – dijo simplemente


-          ¿Qué hace un caballero de la muerte haciéndose pasar por un paladín? – apuntó


-          ¿Caballero de la muerte? Creo que estáis confundidos, alteza


-          Deberías ponerte unas lentillas de color, ese tono azul se nota que no es de un vivo..





Elk lo miró atónito.. ¿Lo sabía y le daba igual? ¿Qué clase de relación tenía con Elle para que aquello no le importase?



-          No es tu hermana, ¿verdad? – preguntó a continuación


-          No..


-          ¿Entonces por qué has dicho que lo era?


-          Noté su nerviosismo y la insistencia de su majestad, dije lo primero que se me pasó por la mente


-          ¿Ella es como tú?


-          No, está viva si a eso te refieres – respondió con simpleza – Ahora seré yo quien pregunte… ¿de qué la conoces?


-          Bueno… - sonrió nervioso


-          Mi secreto por el vuestro…


-          Déjate de tantas formalidades, me llamo Kareth


-          Bien, Kareth –hizo un gesto con la mano


-          La conocí en Trabalomas, después volvimos a vernos en Vallefresno y coincidimos en el rescate de un escuadrón de la horda desaparecido. Luchamos juntos contra Shadron hasta que la cueva se vino abajo, la daba por  muerta


-          Se me cayó encima una cueva… - murmuró Elk


-          No tienes idea de lo duro que ha sido soñar cada noche con ella, con su mirada cuando se le venía todo encima.. y verla hoy…


-          ¿Qué ha pasado entre vosotros?


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