miércoles, 25 de febrero de 2015

Capítulo 28. Escarcha



Tras terminar con el dragón, los paladines tuvieron que sacar a rastras a su líder, antes de que se desmoronase la gruta. El príncipe de Lunargenta trató de forcejear para ir a auxiliar a la elfa, pero el riesgo era demasiado grande. Tan sólo pudo ver el bello rostro de ella por última vez antes de que las rocas la sepultasen.



Una vez estuvieron fuera, cayó al suelo, abatido…



-          Nyn…. – susurró





Morgan colocó su mano en el hombro de él, como muestra de afecto, aunque no pareció reconfortarle demasiado, y menos todavía cuando los amigos de ella acudieron a preguntarles. Pero a Miau no le hicieron falta respuestas, pues ya resonaban en su mente.





Aquella misma noche acudieron al mágico lugar en el que se habían besado, pare rendirle un pequeño homenaje. Nadie dijo nada, tan sólo depositaron docenas de flores en las aguas cristalinas. Kareth Theron fue el último en abandonar el lugar, no sin antes arrodillarse sobre las aguas..


- Lo siento, Nyn...




Theodor y Elk volvían a su habitación tras otro duro día de trabajo..

-          ¿Sabes? – decía Elk – Lo bueno de ser caballero de la muerte es que, por lo menos, no sudas


-          Cierto… De lo contrario oleríamos siempre a cerdo


-          En mi otra vida yo me duchaba entre tres y cuatro veces al día, ya sabes, tanto entrenamiento produce sudor y el sudor huele…
 

-          ¿Y cuántas veces por la semana ibas a la peluquería? – dijo Theodor con ironía

-          Humm, normalmente dos veces – respondió totalmente convencido

-          Gaier – Se burló Theo


Los  caballeros de la muerte entraron en su cuarto y se despojaron alegremente de sus armaduras, depositándolas de cualquier manera sobre la butaca. Theodor se fue a la ducha y Elk, mientras esperaba su turno de aseo, se tumbó en la cama.

No pasaron más que unos segundos hasta que vio unas extrañas manchas rojizas en el suelo, detrás de la cama de su compañero. Inquieto, se levantó y fue a echar un vistazo, descubriendo alarmado el cuerpo ensangrentado que reposaba en el suelo.

La tomó en sus brazos, izando su cabeza hasta apoyarla en su hombro, tratando de evaluar el maltrecho estado en el que se encontraba la elfa. Agitado, la depositó en la cama e irrumpió en el baño, haciendo caso omiso a los gritos de Theodor, y tomó toallas, vendas, botiquín y todo cuanto encontró a su paso para tratar de curar a la elfa herida.

Elk evaluó su estado, tenía múltiples incisiones sangrantes, además de golpes bastante contundentes que probablemente dejarían manchas oscuras en su piel. Las heridas más graves estaban en un costado y en una pierna, por causa de las cuales se estaba desangrando. Presionó la toalla contra la herida del costado, quedando empapada en pocos instantes. La desesperación empezaba a sobrepasarle





Ella tembló levemente y entreabrió los ojos, vislumbrando los suaves rasgos del caballero de la muerte.

-          Elk – susurró


-          ¿Qué te ha pasado? – preguntó con voz triste

-          Una cueva se me cayó encima tras matar a un dragón – quiso bromear

-          No puedo cortar tus hemorragias, si sigues sangrando vas a…


-          No.. – su pecho se movía con lentitud -  Tienes que enfriar mi cuerpo todo lo que puedas


-          Eso te matará

-          Escúchame… No puedo usar mi magia en mi estado, pero si tu aplicas tu poder de escarcha sobre mi es posible que logre usar el poder de Agonía para salvarme.


-          ¿Usar el poder de Agonía? ¿Estás loca?

     -     Si, si muero Agonía poseerá mi alma hasta el fin de los tiempos igualmente… No tengo nada que perder




En aquel momento de duda, Theodor salió de la ducha, quedando anonadado por la terrible escena. Reconoció de inmediato a la elfa que tiempo atrás habían salvado y allí estaba de nuevo, en condiciones aún peores.




-          Theo.. voy a necesitar tu ayuda – dijo Elk con voz sombría





Los caballeros de la muerte concentraron su presencia de escarcha sobre la elfa e infringieron al mismo tiempo varios de sus hechizos de escarcha más poderosos. Comenzaron con toque helado y fiebre de escarcha, de forma que congelaron su piel, haciendo que la sangre se coagulase y frenando las hemorragias que la debilitaban por momentos…



Siguiendo las indicaciones dadas por la elfa, Elk le aplicó frío hambriento, habilidad que hizo que el cuerpo de ella sufriese violentas convulsiones. Theodor miraba con preocupación el poder de hielo que salía de las manos extendidas de su compañero en dirección a ella, cuyo ser se retorcía hacia arriba y abajo. Entonces, su cuerpo brilló con un destello de hielo, quedándose completamente inmóvil.., mientras en su alma tenía lugar una pequeña batalla, en la que la elfa asimiló y se apoderó de parte de ese poder malévolo, para usarlo en su propio beneficio..



Elk cesó con el frío hambriento y Chantarelle abrió los ojos, unos ojos azules, cristalinos… Movió con delicadeza su mano derecha y pronunció un pequeño hechizo, que la sanó de inmediato, sin dejar rastro de ninguna de aquellas heridas. Cerró los ojos y cuando volvió a abrirlos volvían a ser verdes...



-          Lo hemos conseguido – anunció incorporándose


-          ¿Podremos algún día verte sin que estés al límite de la muerte? – suspiró Theodor


-        Por cierto, al menos dinos tu nombre, ¿no? - preguntó Elk

     -     Nyn– sonrió agradecida


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