Curados
y revitalizados, tomaron de nuevo posiciones. El aspecto de aquella puerta al
subterráneo parecía sacado de una pesadilla. Se trataba de una estructura de
piedra, cubierta de hiedra de color negro, cuyo frontón estaba adornado con dos
gárgolas de dientes afilados. No estaba cerrada, por lo que podían apreciarse
los primeros escalones que les conducirían a su destino.
Kureimo
estaba nerviosa, sentía tantos deseos de reunirse con Dalanar y sus amigos que
ni siquiera se había planteado la posibilidad de que algo malo les hubiese
pasado. Pero para eso ya estaba Nyn… Miau la miró con desaprobación y agitó sus
crines de un lado a otro en señal de negación.
-
Dejad que yo vaya delante – ofreció el druida
Milagrosamente,
nadie objetó nada, por lo que el druida se puso en sigilo y comenzó a descender
las escaleras, seguido a cierta distancia por los demás.
El
pasillo era estrecho, de piedra, y olía a humedad; no ese olor a tierra mojada
cuando llueve, sino un olor a agua estancada y a barro. Eso fue lo que sintió
Miau en sus patas, esa desagradable sensación del barro frío y viscoso.
-
Puag… barro.. – exclamó Miau – Nos será difícil pasar por aquí
-
Un poco de barro no mata a nadie – dijo Lanza hundiendo sus huesos en él
Los
demás, un poco menos osados, le imitaron, a excepción de Nyn, que se quedó
atrás…
Inicio
del flashback
Su
ropa estaba completamente marrón, al igual que su pelo y su piel.. Tuvo que
retirar el barro de sus ojos para poder mirar con odio a sus compañeros del
orfanato, que se reían de ella..
Trataba
de levantarse, pero caía una y otra vez en el barro, y consiguiendo no sólo que
le doliese el trasero, si no avivar más las risas de aquellos crueles niños.
Todos
la superaban en edad y en tamaño, prácticamente no se había defendido cuando la
tomaron entre varios para soltarla en aquel enorme barrizal, siendo el centro
de atención de todos los niños, que se reían sin parar. El eco de sus risas
resonaba en su mente, mientras ella trataba de convertir todos aquellos sentimientos
en una pelota y apretarla en sus manos, como le había enseñado aquel paladín
tan amable que solía ir a verla; y así consiguió retener sus lágrimas..
Tuvo
que pasar varios minutos en el barro, hasta que los niños se aburrieron de que
la pequeña elfa, de tan sólo siete años, ya no tratase de levantarse y se
limitase a quedarse sentada, cubierta de barro y tiritando. Cuando por fin se
fueron todos, se arrastró por el barro y volvió al orfanato, donde una de las
cuidadoras, furiosa, la obligó a bañarse en agua helada, como castigo.
Fin
del flashback
Su
rostro mostraba en sufrimiento de aquel cruel recuerdo, el cual Miau resintió
en su mente. Conmovido, volvió sobre sus patas y se transformó en un colosal
oso.
-
Cada vez que resiento alguno de tus recuerdos se me parte el alma – susurró el
druida. - ¿Cuántos años tenías?
-
Siete... Dos años después de la muerte de mis padres – explicó – Vivía en un
orfanato y todos me trataban así..
-
¿Por qué? – quiso saber
-
Mi herencia...
-
¿Tu herencia? – no comprendió
-
Miau, mis padres eran personas muy importantes en Lunargenta y ricos… Y yo era
una pobre niña rica huérfana... – tragó saliva – Supongo que era divertido
ridiculizarme.
-
Pobre criaturita – se compadeció - ¿Subes? – ofreció
-
Miau… Gracias – acarició su cabeza
Una
vez de vuelta en suelo seco, Elle se sentía mucho más cómoda. Su fachada de
fortaleza estaba de nuevo en pie y sus ganas de pelear volvían a estar activas.
El
pasillo continuaba recto, con una ligera descendencia del terreno. Todo parecía
de roca, tanto las paredes como el suelo, percibidos con el tacto, ya que
estaban totalmente a oscuras. El trayecto parecía interminable, hasta que una
tenue luz les indicó el final del pasadizo. Ante ellos se abrió una amplia
sala, iluminada por una enorme hoguera central. La danza del fuego proyectaba
las sombras de los demonios en las paredes rocosas, alargándolas y
distorsionándolas a medida que estos se movían. Al fondo de la estancia, se
abría una gran puerta, custodiada por dos guardias viles.
-Parece
que hemos llegado a la hora de la cena – apuntó Lanza.
A
un lado, varios sátiros peleaban por pedazos de carne asada, incluyendo en su
trifulca a todo aquel que estuviese en medio. En pocos minutos, lo que parecía
una apacible fiesta, se había convertido en una maraña de cornadas, mordiscos y
latigazos.
-
Es nuestra oportunidad – dijo Nyn desenvainando su espada.
La
elfa de sangre se dirigió al centro del conflicto, camuflándose entre las
sombras y pegando estocadas a diestro y siniestro. Los sátiros no empezaron a
ser conscientes del ataque hasta que sintieron las oleadas de fuego realizadas
a distancia por Lanza y Dusht , momento
en el cual, se organizaron para repeler a sus invasores.
Una
mezcla de escarcha y adrenalina palpitaba por todo su cuerpo, desde que
llegaron a aquel lugar lo había sentido… Aquella fuerte presencia la atraía,
era fría, oscura y apestaba a Exánime. Su mente se había cerrado en torno a la
pelea; terminar con aquellos esbirros era sólo el primer plato… Un brillo
helado se manifestó en sus ojos verdes… Tomó impulso y otro sátiro se convirtió
en polvo a sus pies..
Su
espada dorada chocó contra la espada de fuego de su adversario, produciéndole
un extraño cosquilleo en las manos. Por sus formas, a Ithelis, no le costó
mucho adivinar que se trataba de una mujer, y sus largas y estilizadas orejas,
que asomaban a través de la capucha, que era una elfa de sangre. A diferencia
de los que parecían estar con ella, la elfa no cesó en su ataque, ni tuvo
reparos en enfrentarse a él.
No
le supuso mucho trabajo detener su ataque, a fin de cuentas, estaba
acostumbrado a parar golpes yendo delante de su grupo, ese era el trabajo de
tanque.
Su
oponente atacó de nuevo, con más violencia, logrando desestabilizar por un
instante sus defensas. Lanzó martillo de justicia, pero nada sucedió, ni siquiera
martillo del honrado logró su objetivo. Aquello le sorprendió…tanto como
alarmó… ¿Alguien inmune a sagrado?
Su
siguiente golpe estuvo muy cerca de herirle en la cabeza, de no ser porque la
espada de Popcorn chocó contra la de ella
Una
parte de él suspiró aliviada… había llegado en el momento preciso y salvado la
vida de su amigo. Notaba la fuerza de su oponente para deshacer el cruce de
espadas, cuando lo hubo conseguido, pegó un salto para atrás, tomando
distancia.
“Paladines…”-
pensó con fastidio..
Sonrió
con malicia al saber que había roto las defensas de lo que parecía un tanque;
había sido una lástima que otro de ellos hubiese parado su ataque… Por un
instante, se asustó de sus propios pensamientos.. ¿Realmente hablaba de
asesinato? No… negó en sus pensamientos.. sólo quería jugar, tal y como habían
hecho con ella; romper sus henchidos egos al verse derrotados por alguien como
ella..
Su
estocada había sido detenida por la espada dorada de su nuevo rival, un paladín
de elegante armadura áurea. Su rostro estaba totalmente cubierto por una
cimera, a juego con el resto del atuendo, adornada con rubíes.
Entonces..
pudo verla… Aquella capa ocultaba aquellos inconfundibles ojos verdes.. Era
ella..
-
¿Nyn?
Pero
ella no le escuchaba… A riesgo de resultar herido, se despojó de su casco,
dejando al descubierto su rostro
-
¿Kareth?
– una nota de dolor se quebró en su garganta…
-
Si,
soy….
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