jueves, 12 de febrero de 2015

Capítulo 18. Viaje por todo lo alto



El viaje les resultaba pesado, muy pesado. Su grupo y él había partido hacía una semana de Trabalomas rumbo a Claros de Tirisfal, para allí tomar el zeppelín que les llevaría a Kalimdor.



A ninguno de los paladines le gustaba viajar en zeppelín, el tener que estar quietos durante varios días, sin poder entrenar siquiera, les agotaba mentalmente. Estaban acostumbrados a llevar una vida activa, si, les gustaba descansar y dedicarse a si mismos de vez en cuando, pero no durante tantos días seguidos.



Demandred había conseguido los mejores camarotes en el ala este del zeppelín. Este, realmente, era un enorme barco de madera suspendido bajo un enorme globo con forma de tiburón, uno de tantos inventos de los goblin y, gracias al cual les era posible viajar de los Reinos del Este a Kalimdor o a Rasganorte de manera más rápida que en un barco normal. Aunque, lo más rápido, siempre serían los magos y, por desgracia, no abundaban últimamente.



Ighterion depositó su mochila de viaje en una silla y se tumbó en la cama




- ¿Y bien? ¿Cuál es el plan? – preguntó sin recostarse


- Tirarnos seis días durmiendo, comiendo y tocándonos, por lo visto – bromeó Kredis


- ¿Has mirado si había alguna chica a bordo? – preguntó Igh con un brillo en los ojos


- Si hubiese visto a alguna hembra me lo callaría para mi, deja alguna para los demás, acaparador! – bromeó Kredis


- ¿Es que sólo pensais en eso? – les recriminó Ithelis, colocando su armadura en el armario.


- Déjales, son unos enfermos – intervino Morgan


- Enfermos si, pero Morgan, la tabernera de Molino Tarren no te quitaba ojo – dijo Ighterion


- Oh… No me imagino a Lord Morgan con una no-muerta – exclamó Halthenis


- No, por favor… ¿Os imaginais que grima? Estar ahí dale que dale y que se le suelte una pierna o un brazo! – rió Ighterion


- Hay algunas que no están mal, incluso resultan guapas – Popcorn se unió a la conversación.


- Pop, no me imagino la cara que pondría tu padre si apareces de la mano con una no-muerta! – bromeó Halthenis.


- En eso le doy la razón a Halthenis– afirmó Morgan. – Con todo el respeto, vuestro padre es un líder ejemplar, pero sus relaciones con las otras razas suelen ser tensas, a pesar de que la líder de los no-muertos sea una elfa de sangre.


- Lo se, Morgan, y no me ofende en absoluto


- Oye Igh! Te apuesto 1000 oros a que no eres capaz de ligarte a una troll! – exclamó Kredisde pronto


- Acepto el reto! – se animó el paladín de cabello rojizo.



Dusht  había conseguido el último camarote disponible en el zepellín que viajaba a Kalimdor. Había sido toda una suerte, pues hasta el mes siguiente no podrían viajar a Orgrimmar.



Cuando embarcaron, justo quince minutos antes de la partida, ya era de noche. Subieron a bordo y una pequeña goblin los guió hasta su camarote.  La goblin era demasiado habladora, los había tomado como pareja y no dejaba de hacerle preguntas, las cuales Dusht, trataba por todos los medios de evitar.



Una vez a solas, suspiraron, aliviados. Chantarelle se quitó la capa y se metió en la ducha


Dusht  no dijo nada, pero la notaba cansada. Decidió darle una sorpresa e ir a buscarle algo rico para comer 


Tras tomar un baño, se encontraba bastante más relajado, y hambriento… Se puso un atuendo informal y fue hasta la pequeña taberna que había en el barco.



Una vez en la barra, tomó asiento al lado de un elfo de sangre de cabellos dorados, que esperaba impaciente que le trajesen lo que había pedido. Reconoció a simple vista que se trataba de un brujo.



- Buenas noches – saludó con educación


- Buenas noches – respondió el brujo.



Le extrañó verlo solo, normalmente les acompañaban siempre sus esbirros y solían ir en grupos, pero no le dio importancia. Pidió algo de cenar




Por fin, el tabernero había regresado con su pedido, dos grandes porciones de tarta de chocolate. Dusht  sonrió y pagó con gusto, ante la atenta mirada de aquel elfo que se había sentado a su lado.



- Tiene buen aspecto – comentó el extraño


- Si – rió algo incómodo – Pero me interesan más sus propiedades.


- ¿Una mala noche?


- Mala no, pero dura… Espero que por lo menos la anime – se le escapó


- ¿La anime? – algo llamó su curiosidad


- Es para una amiga




El elfo de cabello castaño lo miraba de arriba a abajo, algo parecía haberle llamado la atención. Dusht  decidió que copiaría la idea de su compañera y se compraría una capa con capucha.

Incómodo, se despidió y volvió a su camarote.




Se la encontró sentada en el aire, en una especie de burbuja. Cuando entró, ella abrió los ojos y su burbuja estalló, cayendo al suelo.




- Lo… lo siento – se disculpó - ¿Te has hecho daño?


- No te preocupes…estoy bien


- ¿Qué se supone que estabas haciendo?


- Renovar mi magia… ¿Los brujos no lo hacéis?


- No, la magia de los brujos es magia de las sombras, nuestros propios esbirros nos la van renovando. Pero supongo que la magia sagrada no es así, ¿verdad?


- No, y menos aún la mía…  Por cierto, aún no conozco a tu esbirro- cambió de tema


- Oh.. bueno… es un pequeño diablillo, pero es un poco pesado y mandón – rió – Te lo presentaré en cuanto estemos en tierra firme – prometió




Acababa de salir del último examen del trimestre. Llevaba semanas estudiando y era la mejor de su clase pero, como a cada examen, estaba nerviosa.




- Hola Rhein! – saludó - ¿Qué tal el examen?


- Bien, aunque la última pregunta era complicada. – dijo con expresión ausente – Y tú, ¿sobresaliente como siempre?


- No lo sé.. – respondió dubitativa


- Venga ya! Tu siempre sacas unas notas excelentes! Yaelis se unió a la conversación


- Eres una empollona, Ibi – bromeó Lidara. – Te salva el hecho de que eres guapa





La joven maga de cabello plateado alzó su varita y los transformó a todos en gatitos negros, que siguieron maullando a su alrededor.




- Señorita Ibi, ¿otra vez ha usado la polimorfia con sus compañeros? – la interrumpieron


- Lo siento señor Milleor – retornó de inmediato a sus amigos a sus formas élficas


- Así está mejor – el anciano sonrió -  ¿Podría acompañarme? Tengo que hablar con usted


- Por supuesto, señor Milleor 




Siguió al anciano hasta su despacho. Milleor era su maestro de magia arcana, aunque también enseñaba hechizos de invisibilidad y protecciones. Era el más anciano del Kirin Tor, nadie sabía su edad exacta, pero rondaría los 90 años. Pero era su profesor favorito, siempre la había tratado muy bien a pesar de los humildes origines de ella. Al contrario que sus amigos, Ibi había tenido una infancia dura, sus padres había fallecido cuando ella era pequeña y realmente la había criado la que ella consideraba su hermana, la misma persona que pagaba sus estudios de magia.



Entró detrás de Milleor y tomó asiento, tal y como él le indicó.




- Verás Ibi, tengo algo que decirte y no se muy bien como empezar.. – se pasó una mano por su pelo canoso


 - ¿Qué sucede, maestro? ¿He hecho mal el examen? – se puso nerviosa


- Noooo, noo – la tranquilizó – Estoy seguro de que tu examen estará perfecto, eres muy buena alumna.


- ¿Entonces? Me está preocupando, maestro.






Milleor recordó los breves instantes de aquella noche, ya habían pasado casi tres meses de aquello y no había vuelto a tener noticias.




- Hace unos meses, una elfa de sangre acudió a mí… - comenzó – Me suplicó que nos viésemos en la Plaza Alalcón para que la trajese a Dalaran. – la elfa lo miraba sin comprender – Una vez aquí, la llevé hasta el alto de Krasus y, antes de partir… me pidió que si le pasaba algo, cuidase de ti.




Ibi se había quedado pálida… Mientras Milleor hablaba ella se estaba enroscando en pelo en los dedos, una mala costumbre que había adquirido; pero ahora lo miraba estupefacta.




- ¿Ibi? – el anciano la miró, preocupado


- ¿Puede decirme como era?


- No vi su rostro, se que era una mujer joven, toda vestida de negro y con una tremenda habilidad, pues en Lunargenta hay toque de queda, y ella logró burlarlo.


- Es ella… sin duda..


- ¿Quién?


- Mi hermana…
 

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