lunes, 9 de febrero de 2015

Capítulo 16. Secretos que guardar



La elfa lo siguió hasta una taberna, un local antiguo y cuya apariencia exterior no proporcionaba deseo alguno de entrar; sin embargo, el interior era acogedor. Se encontraban en Rémol, un pequeño asentamiento de no-muertos cercano a Entrañas, pero en la taberna, el gran bullicio estaba compuesto por toda clase de seres. Un grupo de no-muertos jugaban animadamente a las cartas en una mesa redonda, más allá, había dos orcos sentados en la barra que bebían cerveza con cierta ansiedad, uno de ellos parecía lamentarse y el otro lo consolaba.  En la mesa junto a la puerta, tres goblin discutían sobre unos planos de una nueva máquina.



Dusht  la cogió de la mano y tiró de ella hasta una mesa un poco apartada, situada casi debajo de la escalera que daba al piso superior. Pero, antes de poder llegar a ella, una figura se cruzó en su camino.


- Vaya.. vaya… Si el poderosísimo Dusht  vuelve a Rémol… - dijo una voz burlona

- Oh… Slashere.. – dijo sin demasiado entusiasmo

- Gran General Slashere – se presentó con altanería

- Lo que tu digas..- se hizo a un lado y siguió tirando de Chantarelle

- Eh.. ¿Dónde han quedado tus modales?  - mostró una sonrisa burlona – Tienes el honor de hablar conmigo y pasas de mí, eso no está bien.



- Slash, estoy ocupado… y acompañado – una idea maliciosa se formó en su mente – Sígueme el juego – le susuró a Elle



Pasó su brazo alrededor de la cintura de ella, el calor del cuerpo de él la sobrecogió y comenzó a sentirse incómoda, muy incómoda, pero aguantó.


- Verás, Gran General Slashere, mientras tu estás por esta simple taberna pavoneándote de tu rango, a mi me gustaría cenar con esta atractiva señorita, la cual podría dar mil vueltas a cualquiera de tus hechizos con solo levantar un dedo. De hecho, hasta yo mismo, del que tanto te burlas, podría hacerlo. – Dusht  parecía muy decidido a hacerle frente.

- Ja, eso me gustaría verlo – miró a la extraña acompañante de reojo

- Será otro día, tenemos hambre y ya estamos llenos de tu presencia – una sonrisa triunfal se dibujó en su rostro – Hasta luego.


 
Por suerte, el elfo ya la volvía a sujetar por la mano. Tomaron asiento y pidieron algo de comer, la verdad es que estaba hambrienta..





- Siento todo este espectáculo.. – dijo cabizbajo

- ¿Antiguas rivalidades?


- Si… - suspiró – Slashere y yo comenzamos en la academia de brujos al mismo tiempo, sólo que a él todo le ha ido mejor.. Siempre fue el más listo, el más guapo, el más poderoso… y ahora hasta tiene un rango.. – resopló, fastidiado

- Un rango no lo es todo, no son más que palabras adornando un nombre, hasta un nombre es un mero adorno.. Lo importante es lo que hay en el interior de la persona.


- Sabias palabras.. hmm… - se quedó pensativo un instante – No me has dicho tu nombre – dijo casi un susurro



Sus ojos se tropezaron de nuevo. Una parte de ella quiso mentir, utilizar el nombre de su madre una vez más pero, por otro lado, la culpabilidad y un frío sentimiento hicieron que no fuese capaz de hacerlo..


- Chantarelle… - susurró

- Espera… ese nombre…


- No trates de recordar donde lo has oído… por favor.. – imploró – Llámame simplemente Elle, o Nyn, no quiero que nadie sepa como me llamo- sus palabras resonaron amargas



Dusht  comprendió al instante, él tampoco había tenido una infancia fácil. Sus padres habían desaparecido cuando él tenía diez años, y su vieja abuela se había hecho cargo de él. Sus notas en la academia de brujos habían empeorado considerablemente y el muchacho de había vuelto huraño, cuando antes era un jovencito dicharachero y encantador.


Cenaron en silencio. La comida estaba exquisita, carne asada de zancudo, adobado con zanahorias y champiñones fantasma, para beber hidromiel y de postre tarta de arándanos.


- Elle, ¿qué es lo que pasó antes en el bosque? – preguntó con cierto temor

- No estoy segura, Dusht  .. – suspiró hondo – Alquila una habitación para esta noche, te lo mostraré..


El brujo abrió mucho los ojos..¿Alquilar una habitación? ¿En qué clase de perversión estaba pensando aquella elfa?  Se imaginó a si mismo desnudándola y acariciando su piel, seguro que era suave… muy suave… Se puso tan rojo como la toga que vestía la tabernera y trató de calmarse antes de regresar junto a Elle con la llave. Se la entregó y la siguió escaleras arriba en silencio, cerrando la puerta a su espalda una vez en sus aposentos. 



La habitación era escueta, una cama grande, una mesa con una silla y un pequeño cuarto de baño con una ducha, un lavabo con espejo y un retrete. Chantarelle se quitó la capa y la depositó en la silla. Dusht  permaneció de pie, contra la puerta, sin poder apartar sus ojos de ella, tratando de calmar los latidos de su corazón.


- Lo que te voy a contar..- suspiró – No me resulta sencillo hablar de ello, de hecho serás la única persona que lo sabrá, la única persona a la que siento que se lo puedo contar… y espero que no huyas…


Ella suspiró hondo, dándole la espalda, mientras desabrochaba la lazada que sujetaba su toga en la parte delantera, dejándola caer a continuación.. En aquel momento su casi completa desnudez quedó a la vista, pero la mirada de Dusht  se posó en aquella cicatriz, nuevamente cubierta de escarcha…




De nuevo otra negativa…

Miauu suspiró con fastidio y miró a su amiga, Kureimo, parecía estar conteniendo las lágrimas…

Salieron de aquel edificio y tomaron la Calle Mayor de vuelta a casa. Cuando llegaron, Kure se tumbó en la cama y lloró desconsoladamente. Miau moría de tristeza por verla así y se sentía impotente, viendo como su amiga se consumía día a día, sin que él pudiese hacer nada..

Transformado en gatito, como solía estar, caminó en silencio y se sentó a un lado de la cama. La elfa buscó su contacto y se abrazó a él. El druida notaba la humedad fría de sus ojos empapando su pelaje negro, pero no le importaba, sólo quería que estuviese bien.


- No entiendo porque Thrall se niega…  - su voz se entrecortaba

- No lo sé.. yo tampoco puedo entenderlo – reconoció Miau


Habían acudido a Thrall con la esperanza de que les ayudase a llevar a cabo una expedición para salvar al escuadrón del que Kureimo formaba parte, pero la respuesta por parte del jefe de guerra había sido clara.. NO
 

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