La
miraba estupefacto…. ¿Qué era aquello? Sintió el deseo de acercarse y abrazarla
fuerte, siento partícipe de su dolor.. pero se contuvo, observando aquella
espantosa cicatriz que atravesaba su espalda de arriba a abajo. Su piel blanca
terminaba en aquella falla de carne azulada, cubierta de hielo. Se estremeció
recordando aquellos ojos de hielo que le oprimieron la garganta solo unas horas
antes..
Elle respiraba entrecortadamente, nerviosa por estar expuesta de aquella forma. Theodor y Elk ya habían visto su espalda desnuda, pero era la primera vez que ella enseñaba aquello voluntariamente.
Tras
varios minutos en completo silencio, la elfa se cubrió y tomó asiento en la
cama, mirando fijamente a su acompañante, que seguía pegado a la puerta.
Entonces.. comenzó a hablar…
Una
voz le sacó de sus pensamientos..
-
Tenemos que irnos ya…
Era
Morgan. Popcorn se levantó de un salto, se ajustó la armadura y salió al
encuentro de sus compañeros.
Aquella
había sido su última noche en Trabalomas y su expedición debía continuar. Tan
sólo una hora antes había regresado a la cascada, pero estaba desierta…
nuevamente. Repasó mentalmente la conversación que había tenido con Stryker el día anterior.
“ … ¿Qué vas a
hacer con Sweetness? “
Las
palabras del paladín resonaron en su mente. Aquella era una pregunta que no se
había planteado. El haberse encontrado con aquella extraña había despertado en
él algo que creía no poseer. El haberse perdido, tan sólo unos instantes, en
aquellos ojos jade, había hecho que el príncipe desease volver a verla, saber
más de ella..
Pero
Stryker tenía razón.. por muy maravillosa que pudiese resultar, no dejaba de
ser una completa desconocida y él no podía comportarse como un simple muchacho
enamoradizo, no, él era un príncipe, era un paladín.
Por
otro lado estaba Sweetness, una joven paladina completamente enamorada de él.
Había que reconocer que era guapa, aunque también bastante temeraria. Todos sus
compañeros decían que ella haría cualquier cosa por él y que tenía mucha suerte
de tenerla a su lado, pero a veces dudaba de si realmente le quería o si era
por su título. Pero él no estaba
enamorado de ella, si era cierto que sus primeras experiencias sexuales habían
sido con ella, pero estaba convencido de que sólo era cariño.
-
Kareth? – oír su nombre le sacó de su mundo – Kareth! – Morgan alzó la voz
-
Perdón.. – se disculpó
-
Muchacho, tienes que despertar… - negó con la cabeza – Tu padre, toda
Lunargenta, tiene fe en ti, y últimamente no se en que mundo vives, pero está
muy lejos de aquí
-
Lo sé, Morgan, y lo siento.. Es sólo que he pensado mucho en estos días, pero
te prometo que de ahora en adelante no faltaré a mis cometidos
-
Confío en ti – dijo poniendo una mano en su hombro - ¿Vamos? Orgrimmar nos
espera!
La
escuchó con atención, sobrecogiéndose con la intensidad de su relato. Era…
increíble.. a la vez que aterrador. Cuando hubo terminado, tomó asiento junto a
ella alzó su barbilla.
-
No eres una asesina… - susurró – Lo que has hecho, ha sido una locura, pero
tremendamente valiente. Nunca nadie ha llegado tan lejos en el afán de matar al
Rey Exánime.
-
Pero ¿bajo qué precio? Mírame…ya no se si estoy viva o…
-
Estás viva, y lo estarás mientras tu corazón siga latiendo.
-
Dusht, mi piel se enfría un poco cada
día, soporto mal el calor, y cuando me duele la cicatriz, sólo el frío la
alivia. Además, ya ha visto lo que ha sucedido cuando me caí del caballo.
¿Quién me garantiza que eso no me
volverá a suceder? ¿Qué no mataré a nadie más?
Las
lágrimas resbalaban por sus mejillas… Él la obligó a mirarle.
-
Elle, estoy vivo… y es gracias a ti, tú me salvaste.
-
Pero también te maté…
-
Pero lo que realmente cuenta es que estoy aquí, vivo, y que si necesitas una
garantía de que no volverás a ser el demonio de escarcha, pues aquí me tienes.
-
¿Qué quieres decir?
-
Que iré contigo y te ayudaré a descubrir lo que te pasa, a encontrar una cura
y.. por Defe! A matar al rey Exánime!
-
No puedo permitirlo...
-
Me lo debes – sonrió y ella lo miró desafiante.
-
Está bien, pero como hagas gilipolleces, te encadeno..
-
No te daré problemas, además, te vendrá bien un brujo.
Ambos rieron. Después, él volvió a ponerse serio.
- Mi lady.. es hora de dormir... - dijo Dusht - ¿Cual es el plan para mañana?
- Tengo que ir a Orgrimmar - se acurrucó bajo las sábanas
- ¿A Orgrimmar?
- Si... Tengo que ver a alguien allí, quizás él pueda ayudarme
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