lunes, 23 de febrero de 2015

Capítulo 25. Desesperación


A cada paso que daba, sentía la escarcha en su interior, palpitando al unísono que su corazón, helando sus venas, consumiendo su calor... La elfa empezaba a ser consciente de que estaba cambiando, pero no tenía la certeza de en que clase de ser se estaba convirtiendo. Si ya no le gustaba el contacto con otras personas, ahora todavía menos, el calor de sus cuerpos las agobiaba, la mareaba y si la tocaban... aquello era mucho peor...

Fue la primera en entrar a una enorme estancia cavernosa, completamente en penumbra. Lanza susurró unas palabras en la lengua de los no-muertos y una esfera de luz surgió de sus manos y se alzó hacia el techo, iluminando la estancia. A medida que la luz ascendía, fueron viendo el horrible escenario... El suelo estaba encharcado de un extraño líquido marronaceo, por el sonido parecía barro, pero olía a sangre coagulada. A un lado de la sala se alzaba una pila de huesos, entre los que se apreciaban cráneos de todo tipo. 





Miau inspiró hondo... percibiendo el aroma a azufre, a moho y a quemado, pero también un olor a sudor, a orina y.. a miedo... Rastreó esto último hasta la otra punta, seguido por Kureimo, que estalló en un grito de asombro.... Atados con cadenas y grilletes, permanecían cautivos varios miembros de su escuadrón...


- Nitro! Nitro! - llamó Kure, arrodillándose


Un debilitado tauren de pelaje claro alzó la cabeza, mirando a la elfa que lo llamaba. Sus profundos ojos avellana reflejaban su agotamiento, su dolor; pero una brizna de esperanza..


-¿ Kureimo? ¿Eres tú? - trató de acostumbrar sus ojos a la luz.

- Si, capitán, soy yo - sollozó de alegría.

- Me alegra ver que escapaste... Nosotros no tuvimos tanta suerte - dijo abatido

- No iba a dejaros, capitán... He traído refuerzos - señaló a sus acompañantes.

- Liberémoslos - ordenó Popcorn


Los paladines obedecieron de inmediato a su líder y liberaron de los grilletes al mermado grupo, diez personas en total, de las veinticuatro que habían sido. Eran un grupo multirracial, el capitán era Nitroshima, un valiente tauren druida, normalmente adoptaba la forma de lechúcico lunar pero, debido a su precario estado no le era posible estar en esa forma.  Junto a él, estaban Shibboleth, un tauren druida sanador; Grum, un orco cazador de piel verde; Broyka, una poderosa orco guerrera, Endemoniada, una sensual no-muerta bruja;  Thénedor, un formidable paladín de Lunargenta; Symi, una alocada troll chamana;  Brokas, un letal troll pícaro;  y  Crisilh y
Ceanna, dos hermanas cazadoras.


Ighterion se encargaba de evaluar su estado, para decidir el orden de prioridad a la hora de sanar sus heridas.  Los pobres, estaban hambrientos, heridos, con la carne viva. Supurante allí donde estuvieron los grilletes.


Morgan observaba cada gesto de su encapuchada acompañante que, si en un principio se había quedado alejada del grupo, ahora se acercaba a ellos con paso firme. Sus manos estaban cubiertas por un brillo dorado. Por inercia, Morgan asió la empuñadura de su espada, al ver que, cuando estuvo próxima a los heridos, alzó sus brazos al cielo y en el suelo brilló un círculo formado por símbolos del antiguo élfico. Una luz dorada ascendió desde el suelo y el poder sagrado penetró en ellos, incluso en Kareth, herido anteriormente en la pelea contra ella, regenerando cada una de las células dañadas, curándolos por completo.


- Guau! - exclamó Miau ante aquel impresionante espectáculo - Digo... miauuu! - se corrigió


Pero ella no dijo nada, solamente bajó la cabeza y se alejó en silencio. El joven druida percibió entonces el dolor de ella,  la profunda vergüenza que acababa de experimentar al dejar entrever parte de los poderes que tanto trataba de reprimir. Quiso correr junto a ella, intentar comprender mejor qué clase de vida había tenido esa chica para experimentar todo aquello, pero Morgan posó su mano en su lomo en señal de que parase; pues su protegido estaba ya al lado de la elfa...



Popcorn también era consciente de aquel dolor, de aquel alma torturada cubierta por aquella gruesa  capa  de indiferencia.




- Ha sido impresionante! - dijo todavía presa de su asombro - Eres una caja de sorpresas

- No te burles..
- dijo amenazante.

- No lo estoy haciendo...  - la obligó a mirarle - No entiendo porqué te comportas así

- Así es como soy, paladín... Mi mundo no es tan rosa como el tuyo

- Me gustaría saber que te han hecho los paladines para que los odies tanto..

- Destruir todo cuanto quería... Mi familia, mis sueños, mi vida...
- su voz temblaba, presa del dolor

- Nyn.... - su ánimo se vino abajo - Dime quien te ha lastimado y me encargaré de que pague por ello.

- No, esa es una batalla que me concierne sólo a mí


- ¿Sabes? Creo que debajo de esa capa de frialdad hay un corazón cálido...
- sonrió - Y quiero conocerlo...

- Pobre loco.... Te equivocas...
- hundió su mirada en la suya - En mi interior sólo hay escarcha...




A pocos metros de ellos, Kureimo se desesperaba...


- ¿Cómo que no sabéis dónde está? - preguntó nerviosa

- No, Kure... - dijo Crisilh con tristeza - Dejé de rastrearle hace ya varios días..

- ¿Cómo es posible?
- las lágrimas asomaban en sus ojos

- Cuando nos atacaron y rodearon, los demonios no eran nuestro mayor enemigo... - comenzó Nitro - La idea era rodearnos y confinarnos en un punto estratégico, desde el cual fuimos inoculados con un veneno paralizante.

- Dalanar debió usar uno de sus escudos protectores contigo, para lograr que escapases
- dijo Shibbo y la dk asintió

- Cuando volví a recuperar la consciencia, estábamos aquí encadenados y él estaba aquí mismo - explicó Nitro

- Poco a poco, los integrantes del escuadrón fueron desapareciendo
- dijo Brokas - Sentimos la presencia, el aliento apestoso de algo.... y los gritos al ser devorados...

- ¿Devorados?
- se sobresaltó Ithelis

- ¿Entonces.... - casi no era capaz de articular - Dalanar?

- No..
- habló
Thénedor-  A él se lo llevaron de aquí... Escuchamos una voz tétrica y como mi hermano trataba de resistirse

- ¿Escuchasteis que decía?
- preguntó Halthenis.

- No muy bien... - dijo

Thénedor
-  Yo le entendí algo acerca de que el jefe estaba interesado en estudiar sus habilidades - dijo Grum

- Dios mío.... no puede ser - Miau corrió a abrazarla - ¿Qué haré yo ahora?


No había consuelo en el mundo que calmase el dolor de Kureimo.... Dalanar lo era todo para ella... su corazón lo había decidido desde aquel día..

Su mente evocó sus más queridos recuerdos.. Hacía tan sólo dos semanas que había abandonado Acherus, ya harta del stress que le provocaban los ir y venir de la Espada de Ébano, necesitaba la libertad que en su otra vida no había disfrutado.  Tenía tan sólo 17 años cuando las tropas del Rey Exánime atacaron el pequeño pueblo en el que vivía, convirtiendo a todos los jóvenes en caballeros de la muerte que engrosasen sus tropas. Pero la voluntad de la joven elfa se mantuvo imperturbable, pese su nueva condición, y fue una pieza fundamental en la rebelión de los caballeros de la muerte y la formación de Los Caballeros de la Espada de Ébano; pero ya estaba cansada.

Como había temido, ella no envejecería en aquel estado, cosa que añoraba... siempre había querido estudiar, fundar una escuela de sastrería, enamorarse, tener una familia... A Kure nunca le habían interesado las guerras, ni los grandes poderes de clases; y se había visto engullida por aquello, condenada a una vida fría y eterna, entrenada en artes bélicos.

Aquel día había metido en su morral todo aquello y se había ataviado con una ligera toga azul,  y aventurado por los caminos en busca de un nuevo destino. Y vaya, si lo había encontrado!

En el Bosque de Argénteos se encontró con un elfo que, a duras penas, se defendía de una manada de huargen, un experimento de profesor, que consistía en cruzar el ADN de humanos con huargos, que dio lugar a una especie tremendamente salvaje e inestable. La elfa desenvainó con avidez sus espadas rosadas y se unió a la lucha, acompañada de los poderosos ataques sombríos del sacerdote. Cuando hubieron acabado con sus enemigos, unos niños pequeños corrieron hacia ellos, seguidos por una no-muerta, su cuidadora, y les agradecieron el haberles salvado.
Poco después, los improvisados héroes se miraron a los ojos y fue como si se conociesen de toda la vida. Dalanar, que así se llamaba el elfo, tenía un sueño, aportar la paz a Azeroth y devolver a la vida todo cuanto el Rey Exánime había destruido; Kure se quedó con él, se enamoraron y el sueño de  ambos pasó a ser encontrar la forma de que ella volviese a estar viva y pasar su vida juntos. Pero la única forma de destruir al malvado rey de la escarcha, era unirse a uno de los escuadrones de la Expedición de la Horda... y aquello fue lo que les había llevado a Frondavil... Un sueño que se resquebrajaba en lo más hondo de su alma...

Con los ojos vidriosos, miró el anillo de saronita que reposaba en su dedo anular y, desconsolada, se lo llevó a los labios...

- Siento no haber llegado a tiempo... - susurró




Miró de reojo la triste escena, conmovida por el sufrimiento que destruía a su compañera... Pero otro sentimiento la hacia mantenerse alerta. El frío se acumulaba a su alrededor, notaba aquella presencia cada vez más cerca. Casi podía sentir el aliento del enemigo en su piel... Popcorn solo sintió el viento que produjo la capa de ella al girar bruscamente..




Sintió que la asían con fuerza por los hombros, obligándola a ponerse en pie, se sintió desfallecer, pero no la dejó caer...



- Kure.... tenéis que salir de aquí... - dijo la elfa

- Yo... no....

- Kure, mírame...



Nyn la tomó por la barbilla, obligándola a mirarla a los ojos... Unos ojos que solían ser verdes, pero que ahora iban adoptando un brillo helado... La caballero de la muerte la miró... y una oleada de terror recorrió su cuerpo..


- Dalanar está vivo...no me preguntes cómo, pero lo sé...

- Eso lo dices para...

- No
- la cortó con dureza - Nunca he dicho lo que la gente quiere oír, es mejor una cruda realidad que una mentira azucarada... Dalanar está vivo... y te doy mi palabra de que lo encontraré y lo llevaré contigo. Pero tienes que sacar a todos de aquí... cuanto antes...

- ¿Por qué? ¿Qué es lo que pasa?

- Algo se está despertando... y no quiero  que os pase nada...



El retumbar de unas fuertes pisadas hizo que el suelo vibrase, la montaña de huesos se vino abajo.
Aquello era mucho más grande que los demonios a los que se habían enfrentado...


- Kure... fuera de aquí!! - gritó la elfa

- Nyn, ¿Qué es lo que sucede? - preguntó Kareth

- Sal de aquí, llévate a tu grupo y ayuda a Kureimo a sacar a todos
- parecía más un ruego que una orden

- ¿Por qué? ¿Qué es  lo que pasa?


Un bramido ronco silenció a la elfa, que miraba nerviosa la oquedad en la pared...Seguido por la imagen de aquellos enormes y helados ojos... Quiso gritar que se fueran, pero una fuerte sacudida de energía los proyectó hacia atrás... Y su nuevo enemigo se mostró, tan colosal como asesino, ante ellos...

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