martes, 17 de febrero de 2015

Capítulo 21. Senderos



- ¿Nyn?


Escuchó su nombre en la lejanía, pero siguió en su propio mundo, en sus recuerdos..


Inicio del flashback


Algo en su vientre se movía, produciéndole una incómoda sensación de nerviosismo. Por el rabillo del ojo miraba a su apuesto acompañante, que parecía tan nervioso como ella misma.

Trató se centrar su atención en lo que le rodeaba, pero aquel misterioso resplandor azul no hacía más que acentuar sus formas. Sin poder evitarlo, se encontró mirándole directamente... aquella ropa fina marcaba sus músculos, trató de imaginárselo sin la camisa, rodeaba por sus fuertes brazos... Él la miró, y ella giró la cabeza, avergonzada y sin poder evitar que sus mejillas se tornasen de un tono rosado.

Se sentía tan estúpida en aquel momento... y ante la vergüenza de que él se diese cuenta de su rubor, retrocedió y apretó su espalda contra el tronco de un árbol. El dolor hizo que el frío brotase de nuevo en su cara, apagando su color. Suspiró aliviada y trató de centrar su vista en el agua, en la forma en la que unas pequeñas vermis peleaban por comerse una hoja que acababa de caer. Aquel detalle hizo que su mente se despejase un poco.

De pronto, sintió que él tiraba de ella, haciendo que chocase de nuevo contra su pecho. Elle alzó su cabeza, quedando absorta en aquellos ojos azul oscuro. Apenas notó que él se dobló un poco para quedar a su altura, pues sus párpados se habían cerrado...



Instantes después, notó en sus labios el roce de los labios de él. Era una sensación agradable y, sin saber porqué, correspondió a su beso. Sus labios eran suaves y cálidos, notaba como acariciaban su labio inferior, produciéndole ligeros escalofríos. Él continuó besándola, pero ahora ella sentía su mano acariciando su pelo y se dejó llevar...

Pero, súbitamente, sintió una fuerte descarga de dolor en su espalda, y se separó... Él la miró, entre confuso y aturdido.. Y ella se esfumó como el viento...


Fin del flashback


- Nyn!!! - gritó Kureimo en su oreja.


Aquello la devolvió a la realidad... Al balanceo que le producía cabalgar en su corcel. Miró a un lado, reconociendo el sendero que había seguido la noche anterior. Inconscientemente, deslizó sus dedos índice y corazón por su labio inferior, cesando de inmediato cuando el druida posó su mirada en ella.


- Malditos empáticos - bufó, apremiando a su corcel.


El resto del trayecto a través de Vallefresno lo pasaron en completo silencio.
Vallefresno era, en realidad, un enorme bosque con pequeños asentamientos, una zona muy apreciada por los druidas Cenarion en épocas pasadas. Era un paraje muy rico en flora y fauna, árboles frondosos y altos, todo dotado de  una multitud de tonos verdosos.


Sin embargo, en el último tramo de camino, ya próximo a Frondavil, el verde iba perdiendo su matiz vivo, tornándose amarronado. Frondavil se abrió entonces ante ellos, con su naturaleza muerta, sus aguas verdosas y aquel olor a azufre en el aire.

Elle inspiró hondo y soltó el aire con lentitud, tratando se acostumbrar sus pulmones a la pesadez del ambiente, tal y como Lanza les había enseñado.

El mago no tenía problema alguno con aquello, ya que era un no-muerto. Elle lo miró de reojo, la verdad es que su apariencia era bastante agradable, pues estaba bastante "entero", a diferencia de algunos de los no-muertos que había conocido en su visita a Entrañas. Miau había mencionado que su compañero había sido uno de los aprendices del Kirin Tor cuando Dalaran todavía se encontraba en los Reinos del Este.

La elfa tratró de imaginar cual habría sido el aspecto de Lanza, seguramente un joven mago, apuesto y alocado, esto último seguía manteniéndolo...


- Cuenta la historia que un día, uno de los dragones del vuelo verde sobrevolaba este valle - Lanza interrumpió el silencio - y que sintió unos poderosos retortijones en su graaaan barriga de dragón, por lo que decidió descender - sonrió maliciosamente - Una vez en tierra, se tiró taaaaaaal cuesco que mató a todos los árboles, contaminó las aguas y dejó un tufo verdoso que nunca se irá... y así, queridos amigos, nació Frondavil! - concluyó alegremente

- ¿En serio? - preguntó Kureimo asqueada - De seguir estando viva, se me quitarían las ganas de respirar!

- ¿Los caballeros de la muerte no respiran?
- preguntó Dusht 

- No como los vivos - explicó Kure - Vosotros respirais todo el tiempo para manteneros con vida, nosotros necesitamos oxigenar un poco nuestros tejidos de vez en cuando.

- Suena un tanto tétrico
- comentó Dusht 

- Tu piensa en un pez - dijo Miau - que vive bajo el agua pero que, de vez en cuando, sale a la superficie a coger oxígeno del cielo

- Eso me hace pensar en "pescados de la muerte"
- bromeó Lanza


Tras otra sesión de carcajadas, continuaron por el camino principal hasta toparse al lado izquierdo con las ruinas de un arco de medio punto, el cual anunciaba la entrada a otro sendero.


- Es por aquí... - dijo Kureimo, algo nerviosa

- Bien, ¿cual es el plan? - preguntó Lanza

- Yo voy delante, aseguro la zona y vosotros me seguís - dijo Elle -  Si hay enemigos, yo me encargo. Vosotros buscad a Dalanar y a los demás y sacadlos de aquí. Y, sobre todo, no luchéis salvo que sea estrictamente necesario

- No, Nyn..
.
- negó Kureimo - Te ayudaremos

- Kure, estoy segura de que eres una fantástica luchadora, pero tienes a alguien a quien querer y cuidar, al igual que los demás, por eso no pienso dejar que os arriesgueis innecesariamente
- dijo muy seria

- ¿Es que acaso tú no..? - comenzó Kureimo

- No..
- la cortó - Y no quiero entrar en ese tema... - miró a Miau y este asintió - No tengo nada que perder..

- Nyn...
- Dusht  la miró con tristeza

- Chicos, ya basta... es mi decisión, es mi vida... o lo que queda de ella... - cogió de la mano a Kure - Todo va a salir bien, salvaremos a Dalanar y a tus amigos.


Se encamino a través del sendero, seguida por el resto del grupo. El suelo estaba adoquinado, aunque entre las piedras crecían malas hierbas, fruto del descuido y el abandono de la zona. Trataba de no respirar muy hondo, pues la peste a azufre se acentuaba a cada paso que daban.

En la mitad del sendero, Chantarelle frenó en seco.. conocía muy bien aquella sensación y, desde el día en que una parte de su alma había quedado ligada a Agonía de Escarcha, no se había equivocado. Buscó en su cadera la empuñadura de Mi Último Suspiro y la extrajo de su vaina, la espada brilló con el reflejo de las llamas que guardaba en su interior..


- Preparaos.. - dijo por fin

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