El ambiente se estaba tensando cada vez más , Chantarelle empezaba a sentir que su cabeza iba a estallar… Estaban pasando tantas cosas, se estaban diciendo tantas palabras… que ella no terminaba de comprender. Y todos la miraban expectante, esperando a que ella dijese algo, y ella no sabía qué decir…
-
“¿Quieres
que te saque de aquí? Sólo tienes que decirlo y te llevaré volando” – habló
alguien en su interior
-
“¿Quién
eres?”
-
“Me
llamo Al’ar, me gustaría materializarme
ante ti, pero creo que sólo te causaría más problemas” – respondió
-
Elle,
¿estás bien? – preguntó el elfo
-
No
lo sé
-
Bueno…
- habló Quiuyue – Creo que no hay ningún tipo de espectáculo aquí como para que
todos estéis mirando… Así que vamos a volver a nuestros quehaceres – miró a
Chantarelle- “Cuando termines, te espero
en Quel’Danas”
-
Gracias
– musitó
-
Elle…
quiero que hablemos
-
Adelante
– otra vez el frío
-
Quiero
explicarte lo sucedido, quiero que me escuches…
-
Hace
tiempo, Sweetness y yo salimos juntos, ella me lo pidió. Era guapa, trataba de
coincidir conmigo en todos lados y bueno… yo era joven y los hombres sentimos
ciertas curiosidades y necesidades.. – trató de no ruborizarse – Mantuvimos una
relación, pero ella me agobiaba y yo necesitaba espacio, así que aquello se
redujo a encuentros privados ocasionales… - le pareció la forma más elegante de
decirlo.
-
Sexo…
- resumió Chantarelle
-
Sí…
- odiaba aquella frialdad – Pero todo esto cambió hace casi un año… Cuando una
de mis expediciones me llevó a Trabalomas… y una noche conocí a una joven en
una cascada…
-
Tras
aquello, no pude olvidar tus ojos, que por aquel entonces eran verdes… Así que
corté totalmente con Sweetness. – trató de tomar su mano, pero ella la retiró –
No sabes lo feliz que fui al reencontrarme contigo en Jaedenar, y lo culpable
cuando toda la gruta se nos vino encima. Pero ohh Elle… cuando te vi en el
Bazar, mi corazón dio un vuelco en el pecho… - sonrió - Pero Sweetness se enteró de tu existencia, de
que estabas aquí y de que habíamos estado en Shattrath y me amenazó de contarle
a todo el mundo que yo me había aprovechado de ella y cosas que dañarían
seriamente mi honor. Pero, poco después, vino a mi para disculparse y prometió
olvidarlo todo y dejarme en paz a cambio de una cosa.
-
Un
beso – concluyó Chantarelle
-
Sí,
resignado, accedí a ello. Sin saber que todo era una trampa ingeniada por su
hermano y por ella para separarnos. Quise explicártelo, pero no me diste
tiempo, y desapareciste…
El silencio de ella le estaba matando… Le había contado la verdad de lo sucedido y ella no mostraba expresión alguna. Kareth escuchaba a su conciencia regañarle sin remedio, haciéndole comprender que no siempre sus decisiones eran las correctas. Suspiró hondo, para tratar de abrazarla, pero ella se apartó de él, horrorizada.
-
No
me toques… - susurró
-
Elle…
¿Por qué?
-
Porque
ahora mismo sólo puedo imaginarte besándola a ella… haciendo con ella todo lo
que hiciste conmigo… - dijo con asco -
No… no puedo soportarlo..
-
Elle,
no es para nada lo mismo!
-
¿Ah,
no? ¿Y en qué se diferencia acaso?
-
En
que…. – se frenó en seco…
-
¿Ves?
Tu mismo te respondes… - ella le dio la espalda
-
En
que te amo! – le espetó
-
Estoy
profunda y locamente enamorado de ti, Chantarelle. Quería que conocieses a mis
padres… porque..
-
Quería
pedirte que te casases conmigo… - dijo casi en un susurro
-
¿Qué?
– se giró con brusquedad
-
Sabía
que tendría que discutir con mi padre, pero el saber tu verdadera identidad
hace que todo sea más fácil. Tu padre fue mi mentor, y el mejor amigo de mi
padre.
-
Kareth,
tienes que olvidarte de eso… Nadie debe saber quien soy!
-
¿Por
qué? Eres una dama de Lunargenta, tu lugar está en la corte
-
¿Me
preguntas por qué? Tu mismo hablaste antes del honor… Todo el mundo piensa que
estoy muerta… y no se distancia demasiado de la realidad.
-
No
te entiendo
-
Nadie
debe saber que sigo viva… Al menos hasta que pueda dejar bien alto el apellido
de mi familia. Serían una deshonra para la memoria de mis padres saberse que su
única hija es… - se cortó ella
-
¿Es
qué? ¿Valiente? ¿Fuerte? ¿Una heroína?
-
Kareth,
mi alma está condenada… Mi vida no es
más que una cobardía, un miedo atroz a enfrentarme a lo que tarde o temprano
tendré que enfrentarme. Y, gané o pierda, no se qué será de mí… pero ya es hora
de afrontarlo..
-
Elle…
¿qué estás diciendo? – se empezó a poner nervioso
-
Kareth,
ha sido… bonito… Y tarde o temprano encontrarás a alguien, y serás un buen rey,
de eso estoy segura…
-
¿Ha
sido… bonito? – su corazón estaba herido ahora - ¿Es que acaso tú… no sientes
nada por mí? – su voz se entrecortaba
-
Adiós,
Kareth…
-
Ashytaka,
gracias por acompañarme hasta aquí – habló Ibi
-
¿Me
estás echando?
-
No,
en absoluto – la maga se sintió culpable – Es sólo que ya te he distraído
demasiado tiempo de tus cosas, y me disculpo por ello – juntó sus manos a la
altura de su pecho.
-
Ibi,
no pienso dejarte sola con los humanos – quiso darse aires de héroe
-
¿Tanto
temes por mí? – sonrió pícara - ¿O es que te ha intrigado demasiado esta
historia como para perderte el final?
-
Un
poco de ambas – reconoció – Pero no pienso dejarte ir sola.
-
¿Por
qué haces esto? Apenas me conoces…
-
Eso
tiene arreglo – esbozó de nuevo su amplia sonrisa
-
Eres
un caso perdido… - bromeó la maga – Pero… gracias.
-
Ashytaka
vendrá con nosotros – anunció Ibi
-
Lo
suponía - dijo Jaina con una sonrisa
cansada - ¿Nos vamos? El barco nos espera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario